domingo, diciembre 3 2023

Eduardo Andrés Brett publica en Editorial Fleming

Brett autor venezolano nos invita a leer su primer capítulo y, puedes comprar su e-book en Amazon (y próximamente en papel) -j re

IRATHUM portada

Capítulo 1

Era una mañana fría en Windria, un fenómeno inusual considerando que por lo general, hacía bastante calor a pesar de los famosos vientos huracanados de la pequeña villa de las afueras de la capital, además era el inicio de la estación seca, en la que la temperatura era algo ambigua, pero nunca tan baja como aquel día.

Armín montó casi sesenta barriles de irathum en la parte de atrás de su vieja camioneta para venderlos en la ciudad. Sus hermanos pequeños Eldar y Arthur ayudaron con la pesada tarea, aunque el frío no hizo más fácil todo el asunto, para cuando habían terminado los tres estaban jadeando empapados de sudor.

Al ver a los tres hermanos uno al lado del otro era difícil reconocerlos como tales. Armín era alto y musculoso con cabello rubio desaliñado, de ojos azules y pálida tez. Le gustaba vestir camisas que desabotonaba y remangaba parcialmente, pantalones de vestir, cualquier ropa que dejara al calor huir de su cuerpo, que fuera cómoda y a la vez formal, aunque esta mañana en particular al joven de veinticuatro años le tocó llevar chaqueta debido al frío.

Eldar por su parte tenía el cabello castaño largo recogido por una coleta, los ojos color miel y la piel cobriza. Era más de ropas ligeras, franelilla de botones, pantalones y sandalias. A pesar de tener solo doce años ya empezaban a notarse en sus músculos el pesado trabajo que era llevar una granja de irathum.

El más pequeño era Arthur de ocho años, también de piel cobriza pero con ojos amarillos y cabello blanco largo que se recogía en una larga trenza. No tenía un particular estilo de vestirse solo le gustaba usar lo mismo que a Eldar.

Los tres eran hijos del mismo padre, “un tal Eldar Warbreath que tuvo la suerte de llamarse igual que tu hermanito” —decía siempre Armín las pocas veces que se mencionaba en la casa, pues esa persona que nunca estuvo presente en sus vidas, eran el fruto de tres madres distintas de diferentes partes del mundo. A pesar de que Eldar y Arthur nunca conocieron a las suyas, Arelia, la madre de Armín los había criado como si fueran de ella.

Así como el color de sus cabellos, los tres tenían personalidades distintas. Al mayor de los Warbreath le gustaba la tecnología y era un intelectual nato. Tenía el techo del granero familiar estampado con planos y diagramas, estaba hecho todo un estudioso y era bueno con las tareas manuales.

El chico del medio era el más rebelde de los tres. En general siempre estaba de mal humor, constantemente tenía encuentros con su hermano más grande porque siempre estaba buscando pelea con los otros chicos del pueblo. La verdad es que era sobreprotector con su hermano menor, el más tímido y tranquilo de los tres a quien constantemente molestaban los otros niños de Windria.

Había pasado un año desde que Arelia había muerto víctima de alguna enfermedad que nadie supo o quiso diagnosticar. Debido a ello, Armín tuvo que dejar sus estudios de ingeniería para cuidar a sus hermanos y atender el negocio de extracción de irathum de  mántira que manejaba su madre antes de su deceso.

Las mántiras eran unas criaturas semietéreas que los viharokís habían domesticado hacía siglos. Tenían un aspecto muy distinto al de un animal común, tenían forma de langosta con tentáculos que emitían luz fluorescente púrpura como extremidades, su piel era gris con textura de cetáceo, con la cara aplanada y los ojos negros azabache. Su forma de movilizarse y alimentarse tampoco era común, flotaban y comían clavando sus tentáculos en el suelo para sacar irathum.

Al menos el negocio era bastante rentable a pesar de ser una pequeña granja, puesto que el irathum refinado que salía de las mántiras para alimentar a sus crías servía como fuente de magia y energía a menor costo que el mineral puro y se vendía con facilidad en la capital del país.

Alrededor de las ocho de la mañana Armín comenzó su recorrido hacia Soulcherán, capital de Viharok, una ciudad dividida por tres muros concéntricos dentro de  los cuales se repartían las clases sociales. Fuera del primer muro estaba el barrio pobre donde a la gente apenas tenían para comer y sufrían graves problemas de hacinamiento, Armín solía pasar por allí a dejar algunos barriles para que la gente los intercambiara por comida.

Luego tras la segunda pared estaba el barrio medio. Allí vivía la gente común y estaban la mayoría de los comercios y tabernas.

Por último estaba el tercer muro dentro del cual se encontraba el barrio noble con la crema y nata de los políticos, militares y las familias más pudientes del país. Una última pared se interponía entre los nobles y la absoluta supremacía. Dentro de ella alejados casi un kilómetro, justo en el centro estaba Fafnir el castillo del Señor de las Tormentas, el gobernante del imperio.

 

 

 

 

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