REALISMO MÁGICO EN MI BARRIO
Cuando entro en la panadería veo esperando a un matrimonio mayor con el que a veces coincido y a una vecina del bloque. Después se incorpora una mujer a la que no conozco. El panadero nos anuncia que los bollos están todavía en el horno. Las mujeres se ponen a hablar:
― Hay que ver lo mal que ha estao este año la cabalgata de los Reyes Magos…
― Ni los balduinos bailaban ni ná de ná…
― ¡Beduinos!
― Bueno, esos…
― Pues será aquí, porque en San Jacinto la liaron cantando “Marica tú, marica yo”, que hasta los caballos de la policía bailaban.
― Triana es otra cosa…
― Triana y la gente de Triana ¡Donde vas tú a comparar!
En esto interviene el panadero:
― Vosotras todas vais a querer pan ¿no?… Pues veremos a ver si os lo vendo, porque yo me crié en la calle Parra.
Y se nos queda mirando desafiante tras esa seña de identidad que significa macareno de pura cepa.
― Bueno, pero tú las cosas las tienes que reconocer…
― Triana es más barrio que éste…
― De la gente a lo mejor, pero a la Virgen ni me la toquéis ―insiste el panadero.
― ¡No! ―Una de las mujeres levanta la mano con la palma extendida hacia delante, como si quisiera parar cualquier desastre que se pueda avecinar― Aquí nadie ha hablado de la Virgen.
― Hemos hablado solo de la gente ―la otra niega con la cabeza afirmándose.
― La Macarena, siempre será la Macarena ―concluye la tercera.
― Ya mismo la tenemos por la calle Feria…
― Que viene de recogía, cansá pero contenta.
― ¿Y la Esperanza de Triana en su puente? ¿Eso qué?
― A cada una lo suyo…
― Cada una tiene su doló…
Cuando se comienza a discutir cuál de las vírgenes tiene un dolor de mujer y cuál un dolor de madre, salen los bollos del horno.
