Como un sueño surgido de la noche más hermosa se yergue, ante la mirada de quienes lo contemplan por vez primera, este coloso desde el corazón de Tras os montes en el valle de la ribera de Oura, al norte de Portugal, y próximo a la ciudad de Oporto. Concretamente en la feligresía de Vidago perteneciente al ayuntamiento de Chaves.
La historia del hotel más lujoso y exclusivo de la península ibérica y uno de los mejores establecimientos de Europa, como rezaba su publicidad en el año 1913,surge del azar y de lo inesperado, como todo lo maravilloso, a raíz del descubrimiento de una fuente por parte de un labrador que, bebiendo de sus aguas, comprobó cuan beneficiosas resultaban para su organismo, propagando la noticia hasta llegar ésta a oídos del rey Carlos primero de Portugal quién proyectó la construcción de un balneario aprovechando los poderes medicinales de estas aguas. Proyecto que jamás llegó a contemplar al ser asesinado en febrero de 1918; tampoco su hijo y sucesor Don Juan Manuel que sería depuesto por la revolución republicana en octubre de 1910 año en que sería inaugurado Vidago Palace.
Dos propuestas fueron presentadas para su construcción por sendos arquitectos: la primera de ellas perteneciente a Miguel Ventura Terra como hotel monumental basada en el modelo francés que dio origen a la construcción de otros hoteles en centro Europa al gusto del Art Nouveau. En un principio se barajó el nombre de «Gran hotel del monte´´ por proyectarse en un paraje de ensueño entre pinos, cedros y múltiples variedades más de árboles y arbustos. La idea de Ventura Terra contaba con la instalación de un teleférico desde el que acceder al hotel que sería construido sobre la colina. Este proyecto fue revisado, desechado por su elevado coste, y finalmente concedido al arquitecto Antonio Rodríguez Da Silva que sustituyó la construcción del teleférico proyectando el edificio en el valle, dando acceso al mismo por medio de una avenida que desemboca en la estación del ferrocarril, aunque manteniendo múltiples semejanzas con el anterior proyecto. Las fuentes y kioskos repartidos por el jardín, como pequeños establecimientos destinados a los tratamientos de afecciones varias, constituyen así mismo una de las singularidades más atrayentes.
Convertido ya en uno de los destinos termales más deseados por la alta sociedad europea durante el siglo xx, y haciendo gala de su esplendor, la oferta se completa con la construcción de un campo de golf de nueve hoyos diseñado por el arquitecto Mackenie Ross en 1936. Lo que convierte a Vidago Palace en uno de los alojamientos de mayor prestigio en el período de la segunda guerra mundial.
En los años cincuenta y sesenta su fama se dispara nuevamente por las fiestas y grades bailes que son celebrados en sus salones, dotados de una decoración suntuosa y palaciega, dignos de las películas que recrean el universo de la emperatriz Sissi.
Cuatro años antes de cumplir el siglo de vida, en el 2006, el hotel es sometido a una reforma intensa siguiendo los criterios de confort y lujo propios de nuestra época. Ampliando el campo de golf a dieciocho hoyos y edificando unas modernas instalaciones termales que incluyen todo tipo de tratamientos. La oferta se completa con dos restaurantes, agua termal en las habitaciones, paseos en bicicleta y excursiones por la zona.
Vidago Palace constituye un sueño alcanzable tan solo visitando sus jardines, disfrutando el aroma de los cedros o degustando un vino de Oporto en su bar inglés sin necesidad de alojarse. Una parada, un alto en el camino inolvidable de paso por este país singular, diferente y hermano que es Portugal.
N.VIUDA.
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