Humitá -4 by Carlos Moya

Aleteando

En ese rincón tan estimado del espacio profundo, una de las especies animales más apreciadas, después del hombre, claro está, es la constituida por las mariposas, como todo el terreno emerge en forma de isla, apenas encuentran lugares donde emigrar y así que han desarrollado una enormes y pesadas alas que utilizan más para la decoración y el cortejo que para otra cosa. Se las considera por lo general como mascotas comunes y es habitual verlas volando libres por el interior de las habitaciones.

            Cuando se posan en el alfeizar de las ventanas, emiten hacía el interior suaves y relajantes colores.

            Merced a este fenómeno natural, hace siglos que se ha desarrollado un deporte peculiar consistente en volar grandes cometas, cuyas alas imitando aquellas, en multitud de formas y colores, ofrecen un bello espectáculo aéreo continuo.

            Contemplar como los jóvenes ascienden por las aristas de las ciudades, impulsados por el fuerte viento y permanecen flotando en lo alto del cielo, vigilando y compitiendo a ver cual de ellos distingue más barcos en el mar.

            Las chicas tienen una destreza especial que, unida a su constancia en los entrenamientos, las convierte en las auténticas campeonas a batir.

            Es la práctica de ese deporte, la que ha permitido a los marineros abandonar el cabotaje cerca de la costa y abordar la navegación de fondo e incrementar de paso los intercambios insulares, pues se guían por los artilugios volantes y a su vez son avistados por los tripulantes con mucha anterioridad.

            Como pueden imaginar la navegación a vela es un aprendizaje muy recomendable y desde niños resultan estos isleños avezados expertos en el manejo del timón. Deportes como el fútbol, el baloncesto que implican convocar grandes multitudes no suelen encontrar muchos practicantes y menos espectadores y como ya van cuatro cansos narrando este asunto, mejor me quedo callado un rato y si eso sigo mañana.