viernes, abril 19 2024

RESEÑA: EL LATIDO DEL AGUA by Redacción de masticadores

Una historia diferente y profunda. Una bella historia de amor y de algún que otro misterio.

Felicitas Rebaque ha rendido un homenaje a la naturaleza, a la sencillez y al amor, a través de la historia de tres generaciones de mujeres que su existencia está marcada por el agua en cualquiera de sus manifestaciones. 

Nada es casual, la Madre Tierra sigue un orden y establece un sentido de las cosas, aunque los humanos no sepamos comprenderlo. De prosa delicada y amena, la autora nos invita a alejarnos del ruido, de la contaminación emocional y sensorial en la que vivimos, y convivir con más frecuencia con la naturaleza y escuchar al silencio para poder oír nuestra propia voz interior.

La fuerza de las descripciones, tanto emocionales como las de los entornos que describe y por los que trascurre la historia, la personalidad de los personajes, hacen que El Latido del Agua atrape al lector desde las primeras páginas resultando un libro profundo, entretenido, lleno de emotivas revelaciones. 

Sinopsis

El agua parece que ha marcado el nacimiento, la muerte y los acontecimientos más importantes de las vidas de la madre y de la abuela de Lucía, que espera angustiada la muerte de su abuela, con la que vive en un pueblo de la montaña desde que se quedó huérfana, siendo muy niña. “Partiré cuando el arroyo se seque” le había dicho la anciana, y el agua, desde hacía meses, no corría por su cauce. Esperanza, mujer sabia, su maestra de vida, enseñó a su nieta a descubrir y a entender el lenguaje de la naturaleza y la importancia del amor hacia todo lo creado. Cuando fallezca, Lucía se quedará sola y eso le produce una gran inquietud. Pero la vida te hace regalos inesperados, y así lo apreció cuando conoce a Tino, un muchacho de la ciudad que, obligado por sus padres, llega a pasar un verano en el pueblo para que reflexione sobre su futuro. Gracias al amor que surge entre ellos y a través de la mirada de Lucía, Tino descubrirá la auténtica dimensión de las cosas, la sabiduría de la tierra, y así podrá perdonar a sus padres y aceptar lo que le han mantenido oculto desde que nació.

Breve extracto

Creía haberse enamorado más de una vez, incluso algunas de sus relaciones le habían durado varios meses, pero ahora, Tino sabía que nada era comparable con el sentimiento que cada día le hacía abrir los ojos con Lucía en su mente y en su corazón. Una extraña combinación de inquietud y de serenidad, de ansiedad y calma, de deseo…, el deseo de compartir con Lucía noches y días y hacerla cómplice de su vida, de sus secretos; aunque Tino todavía no sabría nada de secretos guardados y ocultos hasta que, en un momento determinado, se desvelan y se abren a la luz tras una boca que los muestra, sin querer.

No le oyeron llegar. Sus pasos se amortiguaron con el roznido largo y prolongado del burro del pueblo que rebuznaba tres veces al día: al amanecer, al mediodía y antes del anochecer. Si se hubieran percatado de su presencia se habrían callado y, con prontitud, habrían cambiado de conversación.  Pero no lo supieron, y por eso siguieron hablando con despreocupados, y así Tino pudo oír cómo una voz femenina preguntaba:

—¿Entonces, el chico no sabe nada de lo de su madre?

—No, nada sabe—oyó contestar a Vinda—. Parece ser que prefirieron ocultárselo.

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