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El cuerno de la abundancia by Javier Caballero Bello (y fin)

Desde el Olimpo, el propio Zeus miraba con preocupación lo que estaba pasando en los confines del mundo, de su mundo, que él, junto con los otros dioses, había construido con tanto esfuerzo y tesón. Además, aquella situación estaba creando conflicto en su propio palacio ya que, por su culpa, Atenea, diosa belicosa y de la sabiduría, se enfrentaba a Ares, el dios de la guerra,  y Deméter, diosa de la fertilidad, y Hades, que vivía de los muertos en el inframundo, cambiaban de bando según su capricho. Zeus veía cómo la situación en su propia casa estaba convirtiéndose en insostenible.

 Zeus envió a su mensajero Hermes a poner orden y creyó conseguirlo ayudado por Apolo, pero todo fue en vano. Lo único que logró fue que los dioses se enemistasen todavía más unos con otros y aumentasen la guerra y destrucción ente los hombres.

Harto de semejante desgobierno, ordenó a Poseidón, el dios del mar y de los desastres naturales, dar un escarmiento ejemplar a aquel pueblo corrupto y codicioso. Y así ocurrió: durante un día y una noche se desató el infierno. Tormentas de lluvia y viento huracanado asolaron la tierra, luego olas gigantescas, levantándose desde todos los puntos cardinales, la barrieron. Finalmente, terremotos que abrían grandes simas en la tierra y volcanes que escupían fuego, lava, rocas y humo oscurecieron el sol y mantuvieron una noche inacabable. Al día siguiente, la tierra había desaparecido por completo y nunca más se supo de aquel lugar.

Unos pocos lograron echarse a la mar en los barcos que quedaron útiles y, de ellos, algunos afortunados lograron llegar a las costas vecinas escapando de la ira de los dioses. Nunca más se volvió a saber de aquellas gentes, de su cultura ni de su tierra.

Muchos siglos más tarde, un tal Platón escribió algo sobre una tierra mítica, una isla situada al poniente, rica y poderosa. Tenía por nombre Atlántida y sus gentes, los atlantes, habían dominado todo el oeste de Europa y África. Pero la existencia de aquel lugar y de aquella cultura nunca se pudo probar ya que jamás se encontraron vestigios de semejante civilización.

Numerosas leyendas nutrieron el imaginario colectivo, atribuyendo a esa zona, donde se suponía que había existido esa tierra, unos poderes especiales. Incluso hoy en día se sigue hablando de extraordinarios tesoros que el mar se tragó sin dejar rastro; muchos han sido los aventureros a lo largo de la historia de los hombres e incluso en la actualidad, que tratan de encontrarlos, sin pensar en las posibles consecuencias de tal descubrimiento; sin pensar que tal vez la ira de os dioses es la que impide que los hombres puedan acceder de nuevo a recuperar el Cuerno de la Abundancia y que, por tanto, su hallazgo este completamente vetado. El castigo por adentrarse en esas zonas del océano es la desaparición y el olvido.

            Hoy en día existe una zona del planeta muy controvertida, llena de misterio y de historias extraordinarias; a esta zona se la llama “El Triángulo de las Bermudas”, no tiene nada que ver con la Atlántida, pero nunca se sabe.

FIN

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