
by Cristina Fernández Sainz-Maza
Una señora muerta de frío en la calle, postrada en el suelo con una manta y casi todos los ojos han pasado de largo mirando el móvil. Una niña de cinco años pasa a su lado, la mira detenidamente y le pregunta a su madre si esa señora está enferma y qué hace tirada en el suelo con el frío que hace. Su mamá le explica delicadamente que alguien se ocupará de ella, porque para eso pagamos los impuestos y “hay gente que se dedica a arreglar eso”. No sé si alguno de mis antepasados habría podido decir lo mismo y tras ver esa imagen pienso: para qué mentir, para qué mentirnos.
¿Desde cuándo vivimos en una mentira? Puede ser desde que la humanidad ha desaparecido del inventario de nuestras vidas.