
by Beatriz Osornio Morales
Tanteo, y trato de expresar lo mucho que hay con las pocas palabras que existen en mi léxico mental. Desearía saber más palabras, o inventarlas si es necesario.
-El mundo gira como la tómbola de la lotería; cada bola adentro moviéndose sin voluntad, ya para allá, para acá, según la inercia de su propio peso y el peso del mundo. -Bola negra- conjura el chico.
-¿Ves lo que pasa por decir que los pensamientos no son reales, sino una ilusión que engaña al cerebro para hacerle creer que son? -¡Qué cosas dices!- Lo que sea- Él dice siempre -whatever!- para cerrar la conversación, es su punto final. Pero ella, se salta los puntos, los desgaja con el eco de cada última frase.
No se puede lanzar cualquier sentencia filosófica con un punto final. Según ella, los puntos finales no existen en la filosofía.
-Si los pensamientos son pequeñas alusiones del cerebro, ¿qué es esto?, le pellizca el brazo.
-¡Auch! ¿Eso por qué? se queja el chico puberto.
-¿Qué es tu brazo para el cerebro, otro truco?
- ¡Dije que whatever!
-Los pensamientos no pueden ser mentiras, o espejismos, electroshocks, como dices.
-No hay prueba de que sean otra cosa... Pero ya vamos a cambiar de tema.
- Te aseguro que tus pensamientos son tan reales o ilusorios como tu brazo, y entonces, tú mismo podrías ser una ilusión, mi pequeña ilusión- lo abraza -excepto que si te pellizco te duele.
-Contigo no se puede hablar- concluye el chico, que parece haberse dado por vencido.
- Podrías, si quisieras.
El chico sonríe fascinado ante la suspicacia de la madre, mientras continúa organizando su vida en unos folders multicolor que piensa llevarse a la universidad.
2 Comments
Reblogueó esto en UNA LUZ MÁS.
Ah, Las madres…!. Siempre acaban teniendo razón.
Aunque un poco más extenso, pero una idea similar: https://libreoyente.wordpress.com/2021/05/13/agradecida-nostalgia/