
Imagen de Marcelo Oscar Barrientos
Tuve cuatro abuelos como cuatro puntos cardinales. Mi abuela paterna era mi Norte, siempre llena de sabiduría, era como si leyese mi vida como un libro y fuese dos páginas por delante de mí. Mi abuelo paterno era el Este, un amanecer continuo, era un carpintero y construyó su propia casa y un gran salón donde trabajaba, aquella carpintería impregno de olores a madera mi infancia, las espadas que él me hacía me transportaban a mundos de fantasía de los que parte de mí no ha regresado. Mi abuela materna era el Sur, a su lado la vida tenía los sabores más increíbles, no importa el plato, todo era sabroso y abundante, mi madre se enfadaba porque yo comía cosas que con ella no, mi abuela posaba su mano sobre la mía y me decía: -Ni caso. Mi abuelo materno era el oeste, la más maravillosa puesta de sol, él me enseño a pescar, pero sobre todo a reír en cualquier situación, como cuando al subir al coche camino de un cumpleaños piso la tarta que estaba metida en una bolsa, vio mi cara de horror y sonriendo me dijo: -Lo pasado pisado. Mis abuelos son mi historia, mi origen, mis puntos cardinales. Hoy estoy muy triste porque he perdido el Norte.