
EN EL SILENCIO DE LA NOCHE En el silencio de la noche algo se ha perdido. Pequeñas muertes tejen los restos de una palabra fragmentada. Todavía siento su fantasma en mi garganta como el peso de un recuerdo disperso entre las sombras. Silencio de la noche: Eco de una melodía abortada. Resuena bajo la tierra: pálido tesoro, la mudez de un cuerpo desolado de una mano abierta hacia la nada. Porque en el silencio… solo hay un testigo. Solo la nostalgia de un lenguaje perdido. LOS FANTASMAS DE LAS PALABRAS Devienen punzantes, insumisas. Se infiltran en la sangre de un cuerpo que les da la bienvenida. Palabras bañadas en sangre. Ellas emprenden su curso al tiempo que empapan los huesos (y también los huecos de mis huesos) de un lenguaje ajeno. Vienen de lejos, de un espacio habitado por fantasmas. ¿Quién crees que engendra a las palabras? Concurren con la niebla que te habla nostálgica de esa mirada que no llega Se camuflan en los pensamientos. Bailan en la imagen indefinida de un encuentro y enmudecen ante el Deseo. Otras veces descansan en tus suspiros, exhaustas de luchar entre sueños Finalmente, cuando presienten su muerte se cuelan por las rendijas del silencio: El cuerpo las aborta para hacerse sombra.