En el umbral de un escaparate descansaba un cartón rectangular donde se leía claramente: NECESITO SU AYUDA (GRACIAS). Me pregunto si esa persona acabó recibiendo aquella ayuda y abandonó el cartel, como desechamos la venda de una herida ya curada.
Por un momento sonreí.
También pensé que aquella persona vio que llegaba la noche y con ayuda suficiente o no, se retiró, dejando aquel cartel como un tendero que deja la luz del escaparate al bajar la trapa.
Por un momento sonreí.
Quizás un ángel se compadeciera de aquella alma pidiendo auxilio y, cuando nadie miraba, lo ascendió al paraíso donde se esconden todos los desaparecidos a quién a nadie importan, un cielo de felicidad en el que no se lleva escribir en un cartón: NECESITO SU AYUDA (GRACIAS), no hace ninguna falta.
Por un momento sonreí.
Pero luego vi mi reflejo en el cristal, y el cartel: NECESITO SU AYUDA (GRACIAS).
Me observé largo rato dándome cuenta de lo poco que en realidad me había ayudado a mí mismo, a los demás, de lo mucho que todos necesitamos lanzar un S.O.S. (Save Our Souls), Salven nuestras almas. Bastaría mirarnos a los ojos, prescindir de carteles.
Por un momento nada tuvo gracia.
Enviaseló a tus amigos:
- Haz clic para compartir en LinkedIn (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Twitter (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Pinterest (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Telegram (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en WhatsApp (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para enviar un enlace por correo electrónico a un amigo (Se abre en una ventana nueva)
2Comments
Add yoursDa que pensar. Me ha gustado leerlo.
Mil gracias!