jueves, abril 25 2024

Sueños de otro Mundo. By Ana Laura Piera

Photo by Elia Pellegrini on Unsplash

De pequeñas mi hermana y yo fingíamos estar dormidas, apagábamos la luz y no hacíamos ni un ruido. Mamá pasaba suavemente frente a nuestro cuarto, se detenía un poco para asegurarse que no estuviéramos despiertas, y luego cerraba la puerta de su propia habitación. Era el momento de escabullirnos en medio de la oscuridad hacia el jardín.

A las dos nos gustaba tendernos en el césped y mirar el cielo, pero era Elisa la experta en estrellas, planetas, constelaciones y agujeros negros. Siempre quiso un buen telescopio y fue hasta que creció y estudió astronomía que pudo tener uno. Por mi parte yo la escuchaba sin añadir mucho. Luego de vuelta en la cama, tenía sueños extraños que luego al despertar me venían como escenas inconexas unas de otras. Me veía vívidamente en la superficie de un mundo lejano, donde del cielo colgaba una luna rojiza de un lado y un planeta con anillos del otro. Había un mar de tintes violáceos que lamía una playa de arena muy blanca. A menudo me veía jugando con la arena hasta que una voz cascada me llamaba de lejos. Entonces yo salía corriendo.

Yo atribuía estos sueños a las pláticas con mi hermana. En ocasiones no la acompañaba al jardín y me quedaba sola en el dormitorio tratando de soñar cosas normales, aunque casi nunca sucedía. Varias veces me vi en compañía del dueño de la voz, « supe» que era mi abuelo y que su nombre era Rak. Tenía ojos grises y mirada bondadosa, sus cabellos eran largos y blancos. Me explicaba las cosas de ese lugar, como el porqué del color del mar, (microorganismos), y como influían la luna y el planeta anillado en la frecuencia de las mareas. Su saber era vasto y le gustaba compartirlo conmigo.

Una noche en que no quise salir a ver las estrellas, Elisa se puso terca preguntándome el porqué y tuve que platicarle mis visiones. Su mente, práctica y ágil dio con una posible explicación:

—Seguramente reencarnaste en la Tierra, pero viviste antes en otro lugar. Tal vez estés recordando tu vida anterior. —En su voz había un ligero toque de envidia.

Sus palabras me cimbraron. Era verdad que esos sueños se sentían muy reales y que yo sentía una conexión emocional con ese sitio que aparecía en mi mente. Entusiasmada, me pidió que lo intentara dibujar, y también a las personas que veía. Le hice caso y llené un cuaderno entero de dibujos equivalentes a un montón de recuerdos.

—¿Por qué habrás reencarnado en la Tierra?

Por supuesto, yo no tenía idea, y no estaba segura de que fuese verdad, a veces sospechaba que todo era producto de nuestra imaginación.

Entonces sucedió el accidente.

Un choque en el auto familiar nos puso a todos en mala situación, llevándome yo la peor parte. Según supe después, estuve internada más de tres meses debatiéndome entre la vida y la muerte. Nadie podía sospechar que aunque mi cuerpo estaba en el hospital, mi conciencia estaba en aquel mundo. De repente todo se tornó más claro y lógico.

El planeta tenía un nombre impronunciable y los habitantes nos comunicábamos unos a otros con el pensamiento. En cuanto a complexión no había mucha diferencia con los humanos. Como mi «abuelo», teníamos todos los ojos grises y los cabellos blancos. Las ciudades eran de cristal y éramos capaces de trasladarnos sin vehículos, usando solo nuestras conciencias. Pasé mucho tiempo con Rak, fue cuando supe con certeza que era un «sanador», había nacido con un don increíble que me había heredado. Fue mi maestro en técnicas médicas y protocolos para tratar diversas enfermedades. Yo absorbía todo como una esponja y día con día iba adquiriendo más sabiduría y destreza.

Un día, ya no me encontraba en el planeta del mar violáceo, sino en una cama de hospital. saliendo de un coma. Nunca más pude volver a soñar con ese lugar.

Mi hermana es ahora una conocida astrónoma y yo una celebridad médica. Ya desde la secundaria fui reconocida como una niña prodigio y entré a la facultad de medicina muy joven. Ahora mismo me encuentro realizando un trasplante muy especial. La cabeza de un cuadripléjico en el cuerpo de una persona con muerte cerebral. Las vengo haciendo desde hace ya varios años y con una tasa de efectividad del cien por ciento. Aunque soy conocida mundialmente por ese procedimiento tengo otros muy novedosos y efectivos. De noche, continúo con la costumbre de observar el cielo nocturno. Evoco en mi mente los recuerdos de ese planeta de nombre extraño, con su mar violeta, su luna rojiza y su vecino con anillos, y el tiempo compartido con Rak. Sonrío. Todo lo atesoro en mi corazón.

Autor: Ana Laura Piera (Blog de Ana Laura )

https://bloguers.net/literatura/suenos-de-otro-mundo/

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