viernes, abril 19 2024

Orígenes: Voces de Ucrania

Queremos festejar el II Aniversario del nacimiento de Masticadores, por ello, 26 autores invitados, publicarán en los próximos días.

By MARCELA DUQUE SALAS

Unos ojos trasparentes en un ventanal medieval. Rotundos y conspicuos. Observando una niebla agazapada en la ribera trasfronteriza de las tonadas de la Guerra. Colorines Opacos entre grises de Dolor y rojos Sangre. Un mellizo entona la cinta de seda roja al estilo Rambo de los años 80s. Mientras su hermano perdido se consuela con encontrarle a este último. Ya sabrá de las pericias de su hermano. Quien enamorado de otras épocas no suyas, con tan solo 13 años de edad, La Guerra, le arrebata su inocente niñez. Para convertirlo en hombre. O mejor dicho para convertirlos a ambos. Llegados al mundo de un parto casi que cruel, más que difícil, nunca esperado encontrar con semejante crueldad de realidad. Al menos, con un Zelenski adulto, casi que irreal y hasta cómico. Salido de la entrañas de la Tierra, Dios sabrá cómo. Pero sobre todo con un Putin desmadejado. Que no tiene por dónde agarrar, del ser Persona. Si algún día fue. Tal parece que ha olvidado las mismas entrañas que tenemos nosotros los seres humanos por dentro de nuestra existencia.

Y es que al observar esos ojos verde azules, casi me da un vuelco el corazón. Con una rebanada de pan sin mantequilla. Y es que tal parece que ni en un campo de concentración nazi, se privó de tal exquisitez a los más audaces.

Pero sin duda lo que más llamó mi atención como cronista de reportajes. La cinta de Seda Roja en su cabeza. Con moretones, muestras de golpes y raspaduras. Al estilo antiguo del exterminio nazi. Casi que no lo podía creer.

¿Acaso volvimos al pasado? ¿O volvió el futuro? ¿Qué clase de futuro es este? Solicitamos un cambio, una trasformación de la sociedad, y obtenemos esto. Una Guerra. Salida de una Película de Hollywood.

Pues sí como crónicas que de mi reportaje en Ucrania. Sobre un edificio raído por las paredes de la melancolía hecha polvo. Encontré el albor de los chavales hechos hombrecillos. Listos para enfrentar la Guerra. En la búsqueda de enfilar filas crueles de pisadas fuertes sin sentido. Marchas de soldados enlistados con fusiles para defender sus territorios. Además de relacionar sus estados sentimentales.

Los mellizos, Habían sido arrancados de su tenaz unión de niñez. A las puertas de hacerse hombres. Ahora vivían en el exilio de hacerse hombres por su parte y aparte. Como seres egoístas y nada altruistas. Así generándose un egocentrismo entre las filas marchantes hacía la guerra. La ausencia misma de los lazos familiares, como pilar sostén en cualquier acontecimiento.

Sin embargo, ambos se desvivían por encontrarse. Yo me uní a la tare de reencontrarles. Y entre la búsqueda para mi sorpresa, aquel perdido era apodado Terminator. Muy popular entre las galladas de soldados por su buena puntería. Una gallardía que a mí, en plena era del siglo XXI, me intimidó y enajeno. No lo podía comprender. Un chaval con tan solo 13 años haciendo índole de galán del Oeste. Bueno, en este caso, de los 80s.

En fin, para mi maldita suerte, el día que preparé la sorpresa del encuentro. Hubo un ataque Ruso. Un bombardeo ruso contra una escuela militar en Mikolaiv. Allí se encontraba Terminator.

Por lo tanto, Rambo no alcanzó a llegar. Su hermano se encuentra desaparecido. No hemos encontrado su cuerpo. Es un total misterio. A estas horas convivimos con la zozobra de la Guerra en carne propia. No hemos podido determinar la línea de la verdadera realidad de lo que en verdad sucede. No comprendemos qué está pasando por la cabeza de Putin y Zelenski.

Por estas consecuencias, Rambo está muy desconcertado. Con ataques nerviosos, de pánico y respiratorios. Con la mente nublada y confusa. En algún sentido es la parte blanda. No es ningún Rambo. Es todo lo contrario a su hermano. Es más frágil y sensible. Y siente la carga de la vida encima. No comprende por qué ha sucedido todo esto a él. Además, no os he contado que su dulce hermana pequeña falleció a los dos años. Y desde aquel episodio, no es el mismo. Nunca ha comprendido la Muerte. Siente que le persigue sin razón. Pero no se siente con la suficiente fuerza para afrontar la realidad.

En mi humilde consternación lo llevamos al hospital. Un hospital de estancia de Guerra en Ucrania. Afortunadamente no existe la chimenea nazi. Donde llevan a los presos a muerte. A Rambo le preocupa esto. Morir sin dar la Lucha. Y en su ingenuidad, piensa que morirá no en la batalla contra Putin y Zelenski.

Rambo entra en fiebres. Y en su delirio sueña que salva el mundo. Muere y vuelve para salvar a Ucrania y el Planeta Azul del Odio y La Cólera. EL médico le ha diagnosticado Covid. El cuerpo del chico siempre ha sido famélico y escuálido y débil. Me preocupa demasiado. Entro en llanto. Pues sus padres y familiares han desaparecido con el pasar del tiempo. Los encontré en un orfanato.

Y entre una fiebre muy alta, y esta vida que a veces apesta y es tan injusta con todos. Rambo y Tarminator han muerto. Ya se ha encontrado el cuerpo de Tarminator. Lo hemos identificado, al unísono que ha muerto Rambo por culpa de unas fiebres muy altas y unos pulmones demasiado débiles desde su nacimiento en Kiev.

Y, entre aquellas cosas que más me has generado Dolor, irónicamente, que estos chicos que No pudieron vivir y pelear sus propias Guerras contra la existencia. En la época donde todo parece irreal, pero en realidad está pasando.


Postdata: Esto es un Relato para participar en CONCURSO DE RELATOS #VOCESDEUCRANIA 2022 (España). Fuente: https://www.escritores.org/recursos-para-escritores/34859-concurso-de-relatos-vocesdeucrania-2022-espana

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