viernes, abril 19 2024

ORIGENES. Anna by Carlos Usín

Por mucho que los seres humanos nos empeñemos en contradecir ciertas leyes, lo cierto es que hay ciertos elementos que nos condicionan desde nuestro nacimiento, y eso influye, necesariamente, en nuestro destino. Es cierto que, en ocasiones, la línea imaginaria que une nuestro origen con nuestro destino, puede cambiar de rumbo, pero en general, son excepciones.

Como en el ajedrez, a ciertos movimientos le suelen corresponder ciertos otros, en base a la lógica y la estrategia. Por tanto, desde esa perspectiva, el abanico de posibilidades de respuesta no es infinito, pues hay que descartar ciertos movimientos que no conducen a nada positivo y en ocasiones, nos vemos obligados a realizar ciertos otros.

No es lo mismo si naces hombre, blanco, en Los Ángeles, que si eres negro en Alabama o Louisiana. No es lo mismo si eres hombre o mujer en España o en un país musulmán. No es lo mismo ser musulmán en Europa que ser católico en Rabat. No es lo mismo ser europeo occidental que nacer detrás del telón de acero. No es lo mismo vivir en Suiza que en Iraq y no es lo mismo ser mujer en Toledo o en Irán.

También he dicho que, en ocasiones, y debido a circunstancias excepcionales, el destino puede cambiarse. Y lo que es más sorprendente, sin que nosotros seamos conscientes de ello.

Eso es exactamente lo que le ocurrió a Anna.

Nació en una aldea de Checoslovaquia, un país que ya no existe. Bajo un régimen comunista – que ya no existe – en el que los soldados y la policía disparaban a matar a quien intentaba abandonar el país. Fue testigo de cómo los tanques rusos invadieron Praga, su capital, en 1968 tal y como lo habían hecho antes en Budapest en 1956. Observó la caída del muro de Berlín. Pero nadie, y menos que nadie ella misma, podría haber imaginado que su emigración a un país como Libia, regido por Gadafi, le cambiaría la vida para siempre. Eso fue lo que definitivamente, alteró el destino al que estaba predefinida. Allí encontró a su segundo esposo y cuarenta años después, siguen juntos.

Por eso conté esa historia en mi libro “Anna o cómo rasgar el telón de acero”. Ese es exactamente el motivo de escribir esta historia real y novelarla.

A veces, sólo a veces y en muchos casos debido al puro azar, podemos modificar nuestro destino.

¿Cuál habría sido mi propio destino si mi padre hubiera terminado la carrera de medicina? ¿Qué hubiera pasado si la guerra civil no le interrumpe los estudios? ¿Qué habría pasado si no le hubieran perseguido por haberse alistado en el bando perdedor en el arma de Sanidad? ¿Sería yo médico? Lo dudo, pero de lo que sí estoy seguro es de que mi vida habría sido diferente; habría sido otra. ¿Qué habría pasado si se hubiese alistado con Franco?

2Comments

Add yours
  1. 2
    Q.M.

    Interesantes reflexiones y muy buena trama, el destino y sus multiples interrogantes. Cada vez más lo veo como un libro completamente escrito, con sus capítulos y su temática, donde a no ser que lo abras y leas, no puedes conocerlo. Atrás quedó la época en que uno se imagina el devenir como un libro con las páginas en blanco.

Deja un comentario

Facebook
Twitter
LinkedIn

Descubre más desde Masticadores

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo