viernes, abril 19 2024

El camino de Santiago by Mercedes G. Rojo

2. LA LEYENDA DEL PUENTE VILLARENTE

By Mercedes G. Rojo

En amarillo, El puente de Villarente

Serie: Leyendas del Camino de Santiago en León II

Parte del Puente Villarente que ha dado lugar a la población del mismo nombre

Corrían finales del siglo XIV cuando cuenta la leyenda que, exactamente en el año 1396, un peregrino navarro llamado Pedro llegó hasta Puente Villarente. Pedro llegaba enfermo y en muy mal estado y la gente del lugar lo alojó en el hospital de la villa, aún  dudando de que su curación fuera posible. A pesar de ello lo atendieron con esmero, sobre todo una muchacha llegada de Sahagún, llamada Isabel, que estaba de visita en casa de unos familiares antes de partir para Andalucía con su familia.

Tanto y tan bien lo cuidó que, como si de un milagro se tratase, Pedro fue, poco a poco, recuperando la salud bajo la atención continua de la muchacha, que se había convertido en su enfermera dejando de lado al resto de peregrinos. Durante los largos días de convalecencia, Pedro e Isabel hablaron mucho, dieron largos paseos y  disfrutaron de la naturaleza a orillas del río Porma. Y, así,  hablando y paseando, paseando y hablando, acabaron enamorándose profundamente. Con su recuperación, Pedro hubo de retomar su prometida peregrinación y la víspera de su partida se sentaron ambos bajo uno de los arcos del puente con intención de despedirse. Dicen que fue entonces cuando Isabel tomó la mano de Pedro y, con una navaja, grabó en la piedra su contorno; después puso la suya encima de la huella y pidió al muchacho que hiciera lo mismo, quedando el contorno de la mano de la chica dentro de la del chico;  luego Isabel grabó en el centro una cruz y le dijo: “Pedro, si me juras por Dios, Nuestro Señor, que a tu vuelta de Santiago, dentro de treinta y cinco días, el catorce de marzo por tanto, estarás aquí mismo, yo, a mi vez, te juro que no me iré a Andalucía. Nos casaremos y marcharemos juntos a tu Navarra”. Así lo juró el peregrino, a lo que ella añadió: “Cuando regreses pon tu mano sobre esta cruz y di «Isabel, ven»: Entonces yo volveré y poniendo también mi mano sobre ella, ya no nos separaremos jamás, pero tiene que ser ese día y no otro, pues sino pensaré que me has olvidado y marcharé con mis padres para Andalucía”.

Pero como las cosas no siempre ocurren como imaginamos o planeamos, durante el viaje de regreso de Pedro, tras haber alcanzado éste Santiago de Compostela, llovió torrencialmente, dificultando considerablemente su vuelta; aún así esto no le impidió estar la víspera del día acordado en los alrededores de Puente Villarente.  Sin embargo, no dejaba de llover y el Porma bajaba cada vez más bravo, anegando todo a su paso. Ante estas circunstancias Pedro comenzó a  temer lo peor,  que no podría reencontrarse con su amada perdiéndola para siempre. Y con esos miedos y pesadillas se puso a rezar encomendándose a Santiago y suplicándole un milagro. A la mañana siguiente, después de una noche en la que el continuo rugido del río no presagiaba nada bueno, pudo ver como el puente había sido efectivamente dañado, pero también que sus escombros habían rodado arrastrando con ellos grava y cantos rodados que habían formado una especie de dique dando lugar a un pasillo que le permitió llegar hasta las manos con la cruz grabada en su interior. Cuenta la leyenda que llegando por aquel sendero ya escombro y barro hasta el arco en el que habían quedado grabadas las manos, puso la suya  sobre las huellas al tiempo que llamaba a su amada, para ver como  ésta  se acercaba corriendo por el camino que milagrosamente se había hecho con los restos arrastrados por la riada.

Esa  gran riada fue real y ocurrió en el año 1.396, o sea que las manos y la cruz las grabaron esta pareja de enamorados mes y medio antes y si hoy alguien las busca quizá las encuentre en uno de los primeros ojos del puente.

(Esta leyenda forma parte de las recogidas y adaptadas para mi próxima novela Nunca llegarás a la Cruz de Fierro, ambientada en el Camino de Santiago a su paso por la provincia de León)

5Comments

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    • 2
      Juan carlos Martínez Llamazares

      Una maravilla este texto.
      Sigo buscando las manos en el primer ojo.
      La mano pintada en otro de los ojos de este puente 590 años después de que Pedro e Isabel pintaran la suya..aún se reconoce por quienes la pintaron,otra Isabel y …

      • 3
        Mercedes G. Rojo

        Muchas gracias Juan Carlos. Tenemos una provincia llena de hermosas leyendas, en cualquier caso, la suerte está en encontrar las palabras justas para transmitirla y que emocione.

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