El cenicero estaba lleno a rebosar de colillas. Faltaban menos de dos horas para el desembarco en las playas. Garbo había jugado todas sus cartas y Arabel había pasado toda la información a los nazis. Estos últimos se lo habían creído totalmente. Allí estaban ellos, en la playa equivocada para terminar perdiendo…y ganando el resto de la humanidad.
El doble juego de un espía, Pujol García, en el que, por suerte, los malos cayeron en sus redes.
Neus Bonet i Sala
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Add yoursEl único espía que fue condecorado por los dos bandos.
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