jueves, abril 25 2024

Recuérdame by Felicitas Rebaque

Introducción de Remembranza, novela inédita

Están sobre la mesa. Llevo rato observándolos sin atreverme a tocarlos porque tengo la sensación de que la historia que late en ellos sabe que mi intención es destruirlos y no me va a permitir hacerlo.

Sé que si cojo estos folios en los que día a día en secreto fui escribiendo mi otra historia, la que viví paralela a la conocida, a la real, para arrojarlos al fuego, saltarán por los aires en una alocada huida por evitar perecer y que lo que ellos guardan se quede en el olvido de los tiempos. Por eso contemplo estas páginas sin osar extender mi mano hacia ellas.

Sentado en mi escritorio he cogido una hoja en blanco y me he puesto a escribirte esta, mi última carta, aunque tengo la certeza de que tampoco la leerás. Al menos pondrá punto final a lo ya dicho a lo largo de todos estos años en los que te fui contando mis sueños, mis añoranzas y el dolor que me producía no saber nada de ti. Años, en los que alimenté mi esperanza con tu recuerdo y que reforzaba en cada uno de nuestros escasos encuentros para desvanecerse después en tus dilatados silencios.

En estas páginas está reflejada nuestra historia, o quizás sea solo la mía, en donde en cada reglón dejé mis sentimientos y mi corazón.

Desde hace largo tiempo, tenía decidido quemarlas justo el mismo día en que todo comenzó, y ese día ha llegado. Se da la circunstancia de que hoy también es miércoles, como aquel 24 de Julio de 1946 en el que nos conocimos. Esta noche los recuerdos se hacen más fuertes y una y otra vez mi espíritu y mi mente se recrean con imágenes tan reales que me cuesta creer que de verdad las viví muchos años atrás.

He preparado para la ocasión un pequeño braserillo de bronce labrado con hermosas filigranas. Es una reliquia de familia, que ya no recuerdo bien a quien perteneció. Quería utilizarlo como altar de sacrificio donde el fuego destructor o purificador consuma las palabras escritas durante sesenta largos años. Las que te dije y las que quedaron por decir en las interminables conversaciones que tuve con tu recuerdo. Muchos años y muchas palabras no pronunciadas, las que se guardaron en mi alma, las que nunca llegarás a escuchar.

Todo está preparado, tomo una cerilla y la prendo. En una mano tiembla la hoja en la que agonizan mis palabras; en la otra, la llama oscila débilmente hasta que se va apagando poco a poco. Espera, espera, sólo un poco más… Recuerda…

Remembranza, recordar, como decía la letra de aquella vieja canción:

Recordar…es volver a vivir el tiempo que se fue.

Recuérdame

Era el 24 de Julio de 1946, miércoles, víspera de Santiago Apóstol. Había quedado con Antonio, que al atardecer iría a buscarle a su casa para dar una vuelta por el baile.  Qué lejos estaba de imaginar que el encuentro de esa tarde marcaría  para siempre mi vida.

Blog de la autora: https://wordpress.com/posts/felicitasrebaqueblog.wordpress.com

2Comments

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  1. 1
    Pedro J. Guirao

    La introducción te deja ese mordisco en las emociones que necesita curarse con el desarrollo posterior. Habrá que soportar la herida abierta hasta que continúes esa Remembranza o hasta lograr hacerme con ella cuando deje de ser inédita.
    ¡Cómo eres, Felicitas!

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