(Comenzado el 03 de noviembre de 2022 escuchando a “Elvin Jones Trio, Rotterdam, 1968”)
Las cosas parecen cambiar pero no han cambiado… Quizá las gafas están sucias…
No voy a hablar en contra de las universidades ni de la educación. Si voy a hablar de los cambios. Os diré que yo fui universitario y recibí un diploma en psicología y en Artes Teatrales hace unos cuantos años. Pero si tuviera que volver a hacerlo, ni de coña. Desde que comencé mi vida profesional… y no en el campo de la psicología… he notado, con gran asombro, como las universidades se están convirtiendo en centros de adiestramiento político, especialmente en las facultades de humanidades y de derecho. Pero no solo en esas se propaga la propaganda política… bien sea de derecha o de izquierda… en las demás facultades es igual. Uno no sabe si sale de la U con un diploma en Ciencias Medicas o en el arte de discutir mejor las chorradas que forman parte idónea del discurso político actual.
Por eso, porque creo que la educación universitaria sufre de grandes taras y que ya no sirve para formar cuadros dignos de decidir el futuro de la nación, os voy a contar un breve cuento que alguien me contó siglos atrás y en un país lejano:
Un borracho llega a la puerta del centro donde se reúnen los de Alcohólicos Anónimos y el encargado del grupo le pregunta, “¿Viene a inscribirse?
El borracho le contesta, “No, ¡vengo a borrarme!”
Antonio Machado, nuestro gran poeta, dijo que “todo pasa y todo queda” y le agregó sabiamente que “lo nuestro es pasar”. Pero pasar ¿Para qué? No soy quien para discutirle la idea ni el discurso… ni el arte… a Antonio Machado. Pero es que los tiempos han cambiado. Las cosas no son las mismas, y la manera de pensar de los españoles de los tiempos cuando él escribió esos versos fenomenales, ya no es igual a la de los de ahora.
¿Por qué? Porque la gente ya no son las mismas. Las generaciones posteriores a esos grandes de la generación del ’98 no tienen los mismos valores ni las mismas aspiraciones. La poesía, el arte bello de expresar ideas, combatir tiranos y de endulzarle las tardes a doncellas atrapadas en torres sin salida, ahora sirve para animar vídeos de Tick-Tock…
Y no digamos nada de la pintura, o sea de las artes plásticas. Ahora las galerías están llenas de arte “conceptual”, de las llamadas “instalaciones” y de otras cosas, que no dudo serán arte, pero de muy poca calidad y que para hacerlas no hace falta ni talento, ni ideas, ni esquemas ni nada… Las cosas que valoraban los del ’98 y los del ’27, y los demás, ya son cosas olvidadas…
Y mientras tanto la vida sigue igual. Parecía que todo iba a cambiar cuando se cambiaron los colores de los mapas allá por el año 1990, cuando cayó el muro de Berlín, la Unión Soviética y todo el campo “socialista” de Europa Occidental… curiosamente no cayó la dictadura de Cuba, ni de China ni de Corea del Norte… pero ya vemos que no. Los colores habrán cambiado pero bajo la superficie siguió el statu quo. Fijaos que lo primero que hizo EEUU, al verse como la única superpotencia en el orbe, fue montar una guerra contra Afganistán y otra contra Irak…
Aquí, en nuestra España tenemos un gobierno que lo quiere cambiar todo, pero ¿Quién gana con esos cambios? Todo lo que dijo el propio presidente del gobierno hace tres o cuatro años lo ha cambiado ahora. ¿Se ha beneficiado el pueblo? Ha sido cambiar del color de las paredes, pero por debajo el repello está podrido.
Y todo eso me hace pensar en otro cuento, que igual al anterior, me lo contó un viejo amigo, siglos atrás…
Un hombre llega angustiado, perturbado y muy agitado al ayuntamiento a cambiarse el nombre. Pero ha llegado cinco minutos antes de la hora de cerrar y es viernes. No lo quieren atender porque esos trámites tardan más de media hora y los funcionarios quieren irse.
Pero el insiste y le ruega a una funcionaria, que atiende esos casos, que por Dios lo ayude. Ella le reitera que no hay tiempo, que cierran en cinco minutos, que tiene que regresar el lunes.
El, poniéndose de rodillas, le suplica con lagrimas en los ojos, “No puedo pasar un día mas con este nombre, es la causa de todas mis angustias, mis penas y sufrimientos y ¡No puedo más! ¡Usted tiene que ayudarme por el amor de Dios!
Ella, conmovida, lo calma y le pregunta, ¿Cómo se llama usted?
“Jorge Caca” le contesta el pobre hombre.
La funcionaria, dándose cuenta del porque del sufrimiento del hombre le contesta, “Está bien, le haré el cambio, ¿Qué nombre quiere ponerse?
“Pedro Caca.”
Y no digo más… Las cosas superficiales las queremos cambiar, a veces hasta drásticamente, pero la caca la dejamos…
València, 11 de noviembre de 2022, Francisco Bravo Cabrera.
5Comments
Add yoursSólo una pequeña matización.
Hasta donde yo recuerdo fue la URSS la que invadió Afganistán en 1980.
Un saludo cordial.
Si lo fue, pero hablo de la guerra que le hizo EEUU en 2002…
[…] LA UNIVERSIDAD, LOS SABIOS Y LOS NOMBRES […]
Oh, Francisco, you have expressed this so beautifully and with such articulation! The whole world is in a mess right now, and it is the political elites and globalists trying to impose their changes against the will of the people. And it isn’t just in Spain, it is in America, Great Britain, India, and other countries, as well. We, THE PEOPLE, must keep fighting against tyranny and bullshit.
Estimado: primeramente; lo acompaño en el sentimiento; quiénes han sido supeditados al despótico sistema educativo de formación universitaria en grado de ingenuidad adquirida, a saber, de carácter impropio y, en igual medida de despótico talante.
Con respecto a la pamplina enarbolada por las instituciones y sus súbditos siniestros, no queda más que concientizar a las generaciones fomentado escritos de está estirpe.
Grandes exponentes del pensamiento crítico, tales como Ortega y Gasset, Francisco de Goya, Lope de Vega y Carpio, Ramón del Valle Inclán, entre otros, han dejado obras reveladoras sobre la inimputabilidad del sistema universitario que se ha de perpetuar como una forma más de sodomizar al ser civil social.