jueves, abril 25 2024

DEORSUM CORDA by Nohelia Alfonso

Imagen tomada de Pinterest

Ojalá fuera capaz de extirparme este corazón

– maldito regalo tóxico ese de haberlo obtenido puro–,

con mis propias uñas, clavándolas en mi carne absurdamente tierna,

rompiendo las fibras,

apartando los tendones,

abriéndome las costillas con fuerza,

metiendo la mano entre las vísceras calientes hasta alcanzarlo,

hasta notarlo bombeando en mi mano,

frágil como un gatito, como una lagartija indefensa

a merced de depredadores

que lo huelen desde lejos.

Lo apretaría hasta notar cómo se seca,

cómo se hincha y estrangula,

cómo cede sin poner

– una vez más– ninguna resistencia.

Me gustaría triturarlo entre los dedos,

como un huevo crudo,

sentir cómo se desmenuza y mengua,

cómo el afecto se agota a borbotones,

chorreando de forma inevitable

en manantial de amor que se despeña

sobre el sucio suelo,

junto a las colillas,

los escupitajos y la mierda.  

Quizás allí entre la inmundicia,

tenga el trato que no obtuvo cuando lo lucí de estandarte,

cuando lo mostraba ancho y lustroso como una bandera.

Quizás allí, entre la basura,

rodando cerca de alguna alcantarilla,

ya nadie lo use de cenicero ni de escupidera.

Quizás por fin me dé el asco necesario

para renunciar de una vez por todas a él

y a sus putas ínfulas de complacencia.

Ojalá no lo hubiera zurcido con lástima,

ojalá no hubiera invertido en él

décadas de anestesia,

listas de espera interminables

para el quinto o el décimo bypass

por absoluta indiferencia.

Así que no digáis más

lo mucho que me honra

esto a lo que todos llamáis “pureza”:

Lo que a vuestros ojos es noble,

dulce, amable, enorme, audaz…

a mí solo me atormenta.

1 Comment

Add yours

Responder a Pippo BunorrotriCancelar respuesta

Facebook
Twitter
LinkedIn

Descubre más desde Masticadores

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo