
Imagen tomada de Pinterest
Pasan desapercibidas las cosas en las que antes se detenían mis ojos.
Un velo cubre mi mirada. O es una niebla densa la que se introduce en mis pupilas y no me permite ver más allá de lo palpable.
No trasciendo. No puedo sumergirme en el abismo de lo profundo ni elevar mi espíritu hasta el infinito para contemplar, desde allí, la grandeza del primer sol.
Alguien me aferra a la tierra, no puedo elevar mis pies del suelo.
Eres tú.
Y es que ahora, en este instante, debo replegar mis alas, detener mi vuelo para estar presente en tu realidad y hacerla mía. Tengo que empaparme de la cotidianidad de tus días, de tus amaneceres y de tus ocasos.
Abrirte horizontes y señalarte la luz.
Cuando su resplandor ilumine tu camino y lo hagas propio, yo de nuevo podré emerger. Cuando seas tú, yo volveré a ser libélula y te sonreiré desde lo infinito.
2 Comments
Tus palabras aquí pueden tener tantos significados que apabulla ir cambiando de motivo, recorriendo la línea de extremo a extremo y sigan sonando igual de coherentes.
Magnífico, Felicitas.
Que amable eres Pedro con mis letras
Mil graciaS
Un abrazo