LA HUIDA DE LAS LETRAS by Carlos Cubeiro

La tarde estaba tranquila, la luz del sol se perdía en el horizonte entre algunas nubes coloreadas de tonalidades ambar y púrpura, sólo la Avda de Ordoño ll se hallaba en plena ebullición, llena de paseantes que miraban y compraban sus preferencias en la feria del libro. Las gentes iban y venían disfrutando de la buena temperatura que aún se mantenía. Poco a poco las farolas se iban llenando de su luz amarilla. La iluminación artificial de las casetas contribuía a crear un ambiente ciertamente íntimo. Poco a poco la Avda de Ordoño ll se fué quedando sola en la noche que comenzaba a cubrirse de estrellas. Era el penúltimo día de aquella nueva experiencia que resultara más que positiva para Masticadores León, gestión que llevaban ellos mismos sin tener el respaldo de ninguna gran editorial con lo que se hallaban eufóricos por los resultados obtenidos y aún les quedaba el último día, el Domingo que a juzgar por las apariencias climatológicas se presentaría soleado e ideal para una gran afluencia de visitantes.

De pronto y sin razón aparente uno de aquellos ejemplares en el que se dibujaba la figura inequívoca de un oscuro piano se abrió el solo de par en par y sus páginas comenzaron a moverse, alguien invisible parecía pasar las páginas del libro. Una a una, cada letra comenzaba a querer salir de aquel ejemplar, como por un hechizo quedaban suspendidas en el aire formando palabras dejando las páginas sin aquellas. Se veían en tonalidades grises per altamente brillantes. Lawrence Patterson fué la primera de un sin fin que parecían huir de aquel ejemplar. En el siencio que ya reinaba en la feria, la autora se preguntaba porqué querían escaparse todas las palabras de su libro. Las traté tan mal para que hayan de esta forma dejando solo hojas en blanco?. Estaba Felicitas haciendo sus cábalas cuando vió mas letras que salían de otro libro muy distinto, Antaño. Tras éste otro más y otro hasta una docena, de todos huían sus letras formando también mil y una palabras en tonos azules, también ámbar, rojos y verdes, también amarllos según el libro que fuera. Autoras y autores miraban incrédulos lo que ocurría en su caseta, solamente en la caseta de Masticadores León parecía hallarse bajo un extraño hechizo. Bocados selectos, El envés de los días, Después de la luna sales tú, Rescatar el olvido…un sin fin perdían lo escrito, todo, quedándose en blanco. Y mañana que haremos con los libros conteniendo sólo los títulos?, Se preguntaban. Las letras huidas parecían evaporarse, cada una de éstas se colaba en el corazón de su creadora o creador mientras notaban como si tragaran alguna cosa pero invisible. Todos, todos los libros de la caseta de Masticadores León vacíos por completo y mañana último día de feria. Se fueron a dormir con una inmensa tristeza, en realidad nadie pudo conciliar el sueño, no entendían nada de lo ocurrido. Hasta quién escribe éste relato no puede comprender el porqué de aquellas fuga masiva de letras con alma de novela, de relatos y poesía.

Cuando el sol se alzó en el horizonte pudo ver a todos los componentes de Masticadores León frente a su caseta intrigados por como estarían todos sus libros. Sorpresa…

Todos sus corazones parecieron pararse en seco, al levantar la persiana, no había ni un solo libro. Les habían robado? o tal vez las letras huidas regresaran a por el resto de los libros a los que deseaban pertenecer. Alguien dijo: No nos han robado!! Todo el dinero está aquí, es más, hay de dinero de haber vendidos todos los libros de la caseta y los almacenados para reposición.

Junto a los billetes, tantas notas como libros tenían. Todas ellas decían lo mismo: «MIL GRACIAS!! por hacerme llegar esta noche un ejemplar de tu libro, ya lo he leído. GRACIAS porque no puedo moverme por razones de salud y disfruto mucho con la lectura».

El almacén de reposición estaba lleno por completo y tantos más como los que faltaban en la caseta blanca de Masticadores León. La magia de las palabras, la magia de la poesía, solo eso.

Carlos Cubeiro

11 Mayo 2023