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Cómo se desencadenan las emociones —según la neurociencia

En el marco del evento Experiencia IDEA Management, la neuróloga infantil Lorena Llobenes, brindó la charla: “Dime cómo regulas tus emociones y te diré quién eres”. La importancia de bajar los niveles de adrenalina y cortisol para no desencadenar un estrés crónico
  Publicado en INFOBAE
¿Cómo se manejan las emociones y cómo las mismas se desencadenan desde la mirada de la neurociencia? En relación a esta pregunta, se llevó adelante la charla “Dime cómo regulas tus emociones y te diré quién eres”, brindada por la neuróloga infantil Lorena Llobenes en el evento Experiencia IDEA Management.
Llobenes, quien estudió medicina en la Universidad de Buenos Aires e hizo la residencia de Pediatría en el hospital de niños Ricardo Gutiérrez para luego especializarse en Neurología infantil, indagó en la importancia de las emociones y cómo ellas surgen y en consecuencia reaccionamos ante distintas amenazas.
Según la neuróloga argentina existen tres principales motivaciones relacionadas entre el sistema nervioso y el cerebro. “En primer lugar el sistema de defensa, que en el fondo no es más que un algoritmo y como cualquier algoritmo necesita un estímulo. Ese estímulo va a desencadenar un patrón o una forma de responder que consta en la capacidad que tenemos de ir detectando amenazas y de dar respuestas para poder protegernos”, expresó Llobenes.
Y siguió: “En segundo lugar esta el concepto de búsqueda y recompensa; para sobrevivir necesitamos buscar ciertos recursos, necesitamos comer, necesitamos un refugio, necesitamos reproducirnos, entre muchas otras cosas. Por ultimo la motivación del cuidado; este otro algoritmo, aparece cuando en la historia de las especies, se pasó de reptiles a mamíferos”. En el sistema de defensa el algoritmo, expresó la experta, tiene como estímulo detectar amenazas, todo tipo de amenazas, físicas y psicológicas. “Por ejemplo, sentirse rechazado o estar pensando que uno va a fracasar en alguna tarea. Hay amenazas también que son imaginarias, como decía Mark Twain, ‘soy un hombre viejo y he conocido muchos grandes problemas de los cuales nunca sucedieron’. Las amenazas que están fuera generan en nosotros una forma de interpretar el mundo y como consecuencia aparecen emociones”, afirmó la doctora especialista en Neurología infantil en la Universidad de Buenos Aires.
Este circuito motivacional agrupa emociones como el miedo, el enojo, la vergüenza y el asco. “Todas ellas son inteligencias propias del cuerpo que avisan que hay una amenaza. No están ni bien ni mal, son simplemente avisos. En función de esto también se generan comportamientos, es decir, ciertas tendencias a actuar”, sumó.
“Vamos a empezar a tender a tener ciertas conductas. Todos los seres humanos tendemos a luchar, a huir o a paralizarnos. Cuando hablamos de luchar, por ejemplo, hay personas que cuando se sienten amenazados se ponen muy agresivos. Si bien todos tendemos a usar todo, siempre hay una que usamos mucho más por default. Después está la otra, que es la huida. Muchas personas son evitativas de los conflictos. Enseguida que se arma algo en una reunión, dicen, me tengo que ir, tengo otra reunión, tengo otra cosa, tienden a huir. Y otras personas tienden a paralizarse”, continuó la neuróloga infantil.
Para el adecuado funcionamiento de este sistema, el cuerpo necesita liberar ciertos neurotransmisores u hormonas. “En este caso usamos la adrenalina y el cortisol. Estos dos, nos preparan para luchar, huir. La adrenalina que liberamos aumenta la frecuencia cardíaca, aumenta la frecuencia respiratoria, hace una redistribución del flujo digestivo, aumenta el diámetro de las pupilas para poder ver mejor y todo esto claramente es súper útil, porque si queremos evitar una amenaza necesitamos estresarnos”, detalló la especialista en su charla.
Esto se denomina como estrés agudo; lo ideal es que con el tiempo este estrés agudo baje y se pueda volver al estado mental anterior. Muchas veces, explicó la neuróloga, se presiona constantemente el algoritmo de amenaza y no se llega a bajar en forma óptima estos niveles de adrenalina y cortisol, lo que desencadena en estrés crónico.
Sobre esto la doctora aclaró: “Este genera en el cuerpo una taquicardia que era fisiológica inicialmente y se puede transformar en una arritmia. Este aumento transitorio de la tensión arterial se puede transformar en una hipertensión arterial, en colon irritable, migrañas, y en un montón de condiciones que muchos suelen conocer”.
“No solamente se hallan cambios físicos, también el estrés crónico y toda la liberación de esta adrenalina que genera el cierre de las funciones cognitivas superiores. No hay únicamente cambios físicos sino que también hay cambios cognitivos. Esto es muy importante a la hora de estar trabajando, ya que genera que se cierren ciertas funciones cerebrales”, destacó Llobenes.
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