No se puede extirpar la ponzoña interior como si hubiese un lugar que purgar con el fin de exonerar de todo padecer. El desasosiego, la desidia, el abismo son como un sarcoma expandiéndose por doquier, sin freno, con desenfreno cuyo fin es ocupar todo posible espacio.
¿Y qué hacer ante tamaña invasión? Buscar y rebuscar incansablemente la raíz para sajarla; si la profundidad del origen es inaccesible, solo queda esperar la letalidad del dolor, o bien asumir la decisión de liberarse de la podredumbre incrustada de la única manera posible: eliminando el interior, el ser corpóreo y degenerativo que somos, de la manera más benigna posible: una autolisis asistida, ya que polvo somos y en polvo nos convertiremos.
¿Y qué hacer ante tamaña invasión? Buscar y rebuscar incansablemente la raíz para sajarla; si la profundidad del origen es inaccesible, solo queda esperar la letalidad del dolor, o bien asumir la decisión de liberarse de la podredumbre incrustada de la única manera posible: eliminando el interior, el ser corpóreo y degenerativo que somos, de la manera más benigna posible: una autolisis asistida, ya que polvo somos y en polvo nos convertiremos.
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Buscar y rebuscar incansablemente la raíz para sajarla; si la profundidad del origen es inaccesible, solo queda esperar la letalidad del dolor, o bien asumir la decisión de liberarse de la podredumbre incrustada de la única manera posible: eliminando el interior,
(Esse pedaço é muito verdadeiro pra mim. Me identifiquei com esse relato.)