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Primera vez. by Natalia Carnales

—Es mi primera vez, tengo que admitirlo. —Ariel observaba un punto fijo, nerviosa—. Nunca lo he hecho.

—Pues vivirá esta experiencia conmigo. —El hombre misterioso preparaba unos artilugios irreconocibles para la joven—. A decir verdad, solo puede ocurrir una vez. No todos se lo pueden permitir.

Empolvó con sumo cuidado el rostro de la muchacha y aplicó un poco de rubor en sus mejillas, mientras con el dedo intentaba remarcar uno de lo rizos de la larga cabellera dorada. Acarició los labios dejando un rastro de carmín rosa y la observó para admirar su trabajo finalizado.

—Dicen que si lo haces te roban un pedazo de alma. —Ariel usó un tono serio para su interlocutor—. ¿Y para qué quiere mi alma?

—Para cuidarla. —El hombre se perdió debajo de un manto negro—. Señorita, miré si desea hacia la cámara o al infinito, en definitiva… Nadie lo va a notar.

La joven miró atenta al objetivo, observando el negro y profundo vacío, la nada. La piel se le erizó y al ver el destello de la pólvora se asustó, sintiendo cómo se perdía de la realidad.

—Listo, quedará magnífica. —El extraño comenzó a recoger los artefactos dentro de un maletín—. ¿A qué no fue para tanto? Ahora ya podrás descansar.

—¿Qué hará con ella? —Ariel sentía una curiosidad terrible.

—Te contaré el secreto, te has comportado bien, no como las otras que gritan sin parar. —Acarició su mejilla antes de seguir—. Se suelen vender fotografías de los muertos Ariel, mujeres blancas marfil como tú, que embellecemos para luego ganar con tu imagen una buena suma de dinero. Hay hombres ricos que las compran para luego darse placer. —Se colocó la chaqueta y el viejo sombrero para marchar—. Pero tranquila, ya viene el muchacho de la morgue a recogerte y podrás descansar en paz. 

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