Mensaje en una botella By Mar Bayona

Para Julio…

Me dijiste que no me dejarías. Me mentiste.

Me enseñaste a ser, a sentir, a ir más allá de mis pensamientos, de mis límites. Me explicaste que podía alcanzar mis sueños aunque los creyera imposibles, que podía estirar mis manos y tocar las estrellas… y te creí. Te creí como nunca lo había hecho antes. Confié en ti, en tus palabras, en tus susurros al oído. Confié en tus abrazos, en tus caricias, en tus besos. Confié con los ojos cerrados, a ciegas, sin temer dar un paso tras otro junto a ti a pesar de no conocer nuestro destino. Te entregué mi alma y mi corazón con un precioso lazo rojo recién hecho. Eran tuyos, dejaron de ser míos.

Y pude volar. Pude sentir. Pude amar. Porque lo hacíamos juntos. Porque me decías que así era como debía ser…

Pero ahora todo es mentira. Me has dejado con el dolor más grande que jamás he sentido. Con todo mi ser convertido en cenizas de las que creo que jamás podré renacer, no soy un Fénix. Ya no tengo sueños, están todos rotos, como mi corazón, hecho pedacitos diminutos que nunca volverán a unirse.

¿Por qué duele tanto que ya no estés? ¿Por qué has tenido que desaparecer? ¿Por qué me has dejado sola en este mundo inmenso en el que ya no puedo ver a nadie más? Sé que la muerte te ha amado tanto como yo y no ha renunciado a ti, pero soy yo la que sufro tu ausencia, arrancado de cuajo de mi lado. A mi cuerpo le falta la pieza que encajaba. A mi mente le falta quien la hacía caminar. A mi ser le falta quien le hacía sentir.

Me mentiste. Me has dejado y te odio. Te odio y te amo tanto que me duele tener todavía todo este amor pendiente de darte.

Abril

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