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La mujer de mis sueños By Julia Ofes

e41d8f859a6fc0f15d7165dabdba93a0 Esta tarde me he apresurado para volver a casa, el día me pareció complicado, el tiempo ha transcurrido muy lentamente y es solamente la expectativa de lo que está por venir cuando la noche caiga, lo que me permite llegar al final de mi jornada. Como cada noche, hoy tengo una cita a la que deseo acudir ansiosamente, es eso, lo que pasa al cerrar mis ojos, lo que le da sentido a mis días. Ceno con calma y me preparo para ir a su encuentro. La primera vez que pasó, pensé que habría sido solo una casualidad, una fantasía de mi cabeza, creada para llenar un poco mis noches de soledad. La vi ahí, en medio de lugares que resultaban remotamente familiares, pero en definitiva, inexistentes; tanto como ella, producto tan solo de mi imaginación. Literalmente, había encontrado a la mujer de mis sueños, justamente, en uno de ellos. Durante el resto del día, no pude pensar en otra cosa que no fuera ella, en la inefable sensación que abrazaba mi pecho al recordar su mirada, su sonrisa y hasta el tono de su voz, ella tan etérea, tan irreal pero a la vez tan llena de vida. Me preguntaba qué me estaba pasando, había sido todo tan solo un sueño, pero también ella estaba presente en cada uno de mis pensamientos. No esperaba volverla a ver paseando por mis sueños, pero aun no sé si para mi fortuna o no, cada noche siguió apareciendo en ellos. Los escenarios siempre variando, pero la presencia de ella como una hermosa constante onírica. Cada noche, al entrar en mi descanso volvíamos a encontrarnos y con los primeros rayos del sol ella me citaba en el lugar de nuestro próximo encuentro. Lo bueno de los sueños es que nos permiten llegar a cualquier lugar o crearlo a nuestro capricho. Mis días comenzaron a ser simplemente una serie de actividades monótonas y obligatorias por las que tenía que pasar para poder llegar al momento en donde volvía a verla a ella. Mi realidad ya no estaba aquí en mi vida “real” sino allá, en donde podía inventar cualquier cosa. En nuestro mundo nada es imposible. Nada más que la certeza de que al despertar ella desaparecía y en su lugar quedaba solamente la imperiosa necesidad de apresurar el momento de volver a dormir, a soñar, de volver a mi vida con ella. Hoy quiero volver a verla, como cada noche, pero no logro dormir. Cierro los ojos, respiro profundamente y nada, el sueño simplemente no llega a a mi. Necesito desesperadamente llegar ahí, es la hora de nuestro encuentro y yo sigo aquí, despierto. El reloj sigue avanzando y yo sigo sin poder acercarme a ti, el sueño me ha abandonado y solo puedo pensar que no llegaré a nuestra cita. ¿Lo entenderás? ¿Tendré la oportunidad de explicártelo?. Hoy sé que mi miedo más grande, mi peor enemigo se llama insomnio y no tengo armas para combatirlo. El sol comienza a asomarse y con él la angustia de no saber si podré volver verte a ver, si pensarás que te abandoné y te iras lejos de mi, de mis noches. Apenas amanece abandono la cama, debo correr a cumplir con las trivialidades de mi día, con todas esas cosas que ya no tienen sentido para mi, lo único que puedo desear es volver a dormir. Esta noche tengo que buscarte. Durante el día, mis pensamientos se amontonan y funciono automáticamente. Me he dado cuenta que estoy despierto y vivo en la pesadilla de no poderla encontrar. He descubierto que no siempre se necesita dormir para tener una mal sueño. Después de cumplir con mis obligaciones, he vuelto a prisa, pidiéndole al sol que se esconda pronto, rogando por que el sueño me acompañe esta noche. Me meto en la cama, cierro los ojos y me doy cuenta que no sé dónde buscarte, solo me queda esperar que sepas dónde espero por ti.    

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