viernes, abril 26 2024

UN PASEO POR LA MENTE DE ESTEBAN Parte 1

By Alicia Trujillo Aragón

La estoy viendo ahora mismo. En este preciso instante. Más bien, escuchando, pero es que yo veo escuchando. No sé por qué es así. De todas maneras, ese no es el tema.

La estoy viendo ahora mismo. Veo su reflejo a través de la ventana. Como todos los días a esta hora, y aunque ella apenas es visible por las largas cortinas que cuelgan, aunque sólo deje a la vista una figura un tanto borrosa, puedo oír cada uno de sus pensamientos. ¡Dios mío! ¿Por qué tienen que ser tan tenebrosos?

Salgo de casa. A veces caminar ayuda. Doblo a la derecha en la primera esquina de mi calle y aun así me persigue su voz ¡Maldita sea! Ella sabe que puedo saber qué pasa por su mente, y seguro desde su cuarto me ha visto salir, y como cordero suplicante, intenta comunicarse conmigo. Piensa que yo puedo salvarla; y casi me ruega que sea yo quien dé el primer paso, que la coja con fuerza y la aleje de los brazos de su marido que tanto repudia. Pero yo no puedo hacer eso. ¿Por qué insiste con tanta persistencia en arrastrarme a pecar de esa forma? La infidelidad es terreno prohibido para un hombre de principios ¿Qué diría mi madre si lo supiera? Dios, por favor no permitas que se dé cuenta. Aunque, ¿cuenta de qué Esteban? Si son los deseos de ella, no son los míos. Yo no tengo un resquicio de deseo por la desviada de mi vecina… ¿y por qué me estoy justificando tanto? 

Espera. Esa mujer que está paseando al perro no deja de mirarme…es por eso por lo que estoy ahora rumiando en un mar de explicaciones, porque claro, seguro inconscientemente una parte de mi mente ha percibido la violencia de lo que piensa y estoy respondiendo a ello. Me mira desde hace más de treinta segundos… es justo el tiempo que llevo divagando en esto… ¿Será que ha podido escuchar lo que pensaba y por eso sólo hay juicio en su mirada? ¡Seguro es eso! Tengo que ir a explicarle que no, que solo estaba sacando conjeturas y ordenando mis razonamientos, pero que en conclusión yo no quiero ni haré nada con ella. Puedo contarle la verdad, que todo empezó desde que ella se mudó enfrente mío hace año y medio, y ha ido en aumento, y hoy en día ni siquiera hemos cruzado palabra porque ella no se atreve por miedo a que la rechace, porque ella sabe que la rechazaré, entonces no se acerca. ¡Ves Señora! Ahí está la prueba de mi decencia: ella sabe que yo no la deseo, y por eso no da el primer paso. Se avergüenza en el fondo. Es por eso por lo que casi ni hace contacto visual conmigo, como el día aquel después de noche buena, cuando salí a eso de las nueve a sacar la basura de la cena anterior, y estaba ella bajándose de su coche, y se sonrojó por un instante, aunque fue casi imperceptible, pero lo hizo. ¿Y sabes por qué? Porque estaba muy provocativa vestida, con una falda demasiado ceñida. ¡Ah! Y además conservo en mi memoria cada una de las palabras de lo que ella estaba pensando a la par que recogía las cosas del maleteo del coche: Espero que Esteban de alguna manera sepa que he escogido esta falda, con el único propósito de que él me mire… por eso es azul con gris, han de ser sus colores favoritos ya que siempre lleva algo de esos tonos puesto… espero que igual le parezcan bien las rayas rojas…ojalá se atreviera a venir con la excusa de ayudarme a cargar las bolsas o con cualquier motivo, si tan solo… No pude seguir escuchando más. Inmediatamente me metí a casa, cerré la puerta, subí a la habitación y puse la música a todo volumen. Es demasiado agotador a veces ¿sabes? Yo no elegí esto, sólo me pasa. Supongo que mucha gente lo consideraría un don, pero para mí raya en la maldición a veces. Poco después llegó mi madre, porque me conoce y sabe cuándo estoy sufriendo una crisis. Ya sabía que traía con ella a parte del vaso de agua, las dos pastillas, la verde y la blanca. Siempre cuando entra con un vaso de agua es para que me tome las pastillas. Mi madre dice que ayudan a personas especiales como yo. El problema es que ella no lo entiende, ni los médicos a los que me llevó durante mi adolescencia, los que me intentaban explicar como si fuera un niño retrasado que los pensamientos que oigo sólo están en mi cabeza, ¡que no existen fuera! Verdaderamente no lo comprenden ¡Claro que sé que están sólo en mi cabeza! Lo que pasa es que he de tener un espacio, un recoveco un poco abierto en mi psique porque como un imán la mente del otro entra en mí; pero distingo perfectamente qué pensamientos son sólo míos de los que no, no estoy loco, un loco no podría distinguirlos. Y sabes qué, realmente siento pena a veces por toda la gente que se cree con una mente infalible sin tener consciencia de que la mayoría de sus pensamientos no son suyos, vienen impuestos y heredados de atrás y luego los repiten convencidos de que los han gestado ellos mismos ¡Pobres ignorantes! Y eso no es todo. Aparte, he podido comprobar que existen personas, pocas, pero las hay, que tienen la misma capacidad mía, sólo que nunca han reparado en ello. Por ejemplo, mi vecina, porque puede darse cuenta de que yo leo su mente, eso implica que ella tiene que poder leer algo de la mía, aunque sea en menor nivel, sino no sería posible que me responda. Lo que pasa es que la gran parte de las personas no logran desarrollar este don lo suficiente por la sencilla razón de que lo aniquilan antes de que llegue a madurar; viven hacia fuera, distraídos con el horrible ruido exterior, los bullicios en la ciudad, las artificiales, asquerosas voces que salen del televisor; están tan confundidos que se pierden en las huecas palabras que brotan de la boca de los otros quedando hipnotizados como idiotas, sin siquiera reparar en las constantes contradicciones entre lo que están escuchando y lo que verdaderamente piensan. Ruido y más ruido… Y luego, también está la señora del perro, que, por cierto, la he perdido de vista ¡Joder! Habrá llegado a su casa seguro. ¿Qué hago? Puedo ir a buscarla para explicarle todo lo que he pensado… excepto la parte de las pastillas, eso no tiene por qué saberlo, no es el tema aquí. La cosa es que no sé dónde vive… y estoy dando por hecho que vive cerca, pero ¿y sí solo está de visita? En ese caso no tendría que preocuparme, pero si es la premisa contraria sí, dado que eso significaría que es altamente probable que coincida con mi madre en las clases de lectura del ayuntamiento de los viernes… considerando que el 95% de las mujeres que acuden tienen entre cincuenta y cinco y sesenta y cinco años… sí, es demasiado probable que así sea, total, este es un pueblo muy pequeño, no puedo dejarlo al azahar, no puedo. ¡Joder! Esto me pasa por ser tan descuidado, no puedo ir paseando a cielo abierto pensando en estas cosas, sin proteger mi mente de intrusos; tendría que haber salido con la música y mi auriculares y esto no hubiera pasado, la música actúa de escudo. Pero ya es muy tarde, tengo que solucionar este malentendido. La opción más sensata e inteligente es esperar al viernes, que total faltan sólo dos días, y estar en el taller de lectura veinte minutos antes de que empiece la clase para comprobar si esta señora asiste. En caso positivo, me la llevo a un lado y le explico toda la situación para aclararlo. Ahora mejor vuelvo a casa antes de que mi madre se preocupe. Necesito también analizar qué le diré el viernes si la veo. Haré un borrador resumiendo la cuestión, porque estoy un poco alterado y escribir ayuda a despejar las ideas. No puedo expresarme con nerviosismo, me restaría credibilidad. Sí, es muy buena idea haber decidido esperar dos días, así puedo calmarme. He de dar una buena impresión el viernes.

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