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Culpable.

By Natalia Carnales

Un chorro ocre salió del grifo, mientras las tuberías chocaron ruidosamente para dar paso al líquido negruzco, donde Leila intentó lavar su rostro ensangrentado. Desde la mugrienta ventana del ático se podía ver la luz de la luna llena. Con los dedos temblorosos saco del bolsillo el manojo de llaves, que en algún momento había logrado robarle a su captor, para comenzar a probarlas una a una en la vieja cerradura de la única puerta que había. Hacía días que no dormía y la visión borrosa le dificultaba la tarea, impidiéndole abrir la vía de escape que tenía.

      Privada de la libertad desde que era muy joven, el único indicio que tenía para identificar a su enemigo, era el ojo de cristal que logró arrancarle en él forcejeo junto al juego de llaves, pero a decir verdad poco recordaba de aquello. Esta vez la cuarta fue la vencida y la cerradura cedió abriendo la destartalada puerta, dejando a la vista un húmedo y descascarillado pasillo que apenas se alumbraba por un viejo farol.

        Donde se escondería el desgraciado, el culpable de todo su dolor. Debía encontrar y asesinar a ese ser miserable que había sido el encargado de mantenerla encerrada durante toda su vida en aquella pocilga. Busco desesperadamente por la casa en ruinas, hasta que por fin dio con el rostro que esperaba. Allí estaba observándola bajo la luz de la luna, con el cuenco del ojo vacío supurando un pus amarillo y apestoso, el rostro sucio, el pelo revuelto y una leve sonrisa que dejaba ver unos dientes negros y putrefactos. Allí estaba Leila parada frente a su espejo.

Nº registro: 1905060824940

Enlace: https://nataliacarnales.wordpress.com/2019/06/22/culpable/

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