Le delataba el brillo de sus ojos,
la rojez de su cara era su sello,
con cigarrillo en mano y ojos rojos,
aún tenía estilo su cabello.
.
Su mirada perdida en la silueta
del horizonte, lejos de su vida
y no pensaba cual era su meta,
había sido rico sin medida.
.
En un cajero duerme, es su vivienda
y después deambula por la acera
pidiendo una limosna en la contienda
limosna que no tiene aunque se muera.
.
En triste soledad, triste destino,
lágrimas ya no tiene, ni tristeza,
sin amparo ni hogar, solo en el camino
en la fría avenida …. la pobreza..
.
Pero eras rico en un tiempo ¡Qué alegría!
Ahora hundido en la pobreza ¡Qué agonía!
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