El otro día asistí atónito a una conversación sobre alguno de nuestros políticos más punteros. Por un momento, no supe si estaban hablando del presidente del Gobierno o de Mick Jagger. Era no ya un político, sino una figura de acción, una obra pop. Y, pensándolo bien, no se aleja mucho de la realidad. En la política existen todos los personajes típicos y necesario de toda película palomitera que se precie: el bueno, el malo malísimo, el que nunca está claro de qué lado acabará cayendo, el chistoso y simpático, el misterioso. Todos. Y evidentemente el público también, que aplaude frenético a los suyos. Y ahí radica la única diferencia con el cine, en el público, el cual transforma a cada uno de esos personajes en bueno o malo en función de sus simpatías.
Ante un panorama tan fascinante como terrorífico, y en época electoral, cabe recordar las palabras de alguien que conocía muy bien este país, un país que tiene el privilegio de poder escoger a sus propios tiranos temporales cada pocos años. Paso, por tanto, a citar textualmente a Antonio García Trevijano:
Lo digo con todas las consecuencias: desafío a un intelectual, filósofo, catedrático, especialista del mundo entero, no sólo de España, a que diga que cometo un error cuando afirmo que en España no ha habido democracia formal nunca. Ni un sólo día. Muere Franco y se instaura una oligarquía pura de partidos. Todo político, intelectual o catedrático que esté hablando de democracia en España está mintiendo, está engañando a sus alumnos, está contribuyendo a la corrupción total que hay en este país. Corrupción tanto de partidos como de ideas. Esto es una oligarquía del Estado, entronizada en el Estado y pagada por el Estado. Los partidos son estatales, y según la definición mejor, más científica, de la jurisprudencia europea, la del Tribunal de Bonn, estos partidos son órganos del Estado. Por tanto están pagados por todos nosotros, independientemente de nuestras ideas políticas. Si usted es monárquico, estará pagando con sus impuestos a partidos republicanos y viceversa, por poner un ejemplo.
¿Qué democracia vino a la muerte de Franco? ¿La de Suárez? ¿La de los partidos políticos? Todavía hoy nadie ha conocido en este país lo que es la libertad política, porque confunden las libertades individuales, que sí que existen, pero que son consecuencias de derechos, con la libertad política colectiva que en España no ha existido ni existirá mientras no haya un verdadero período de libertad constituyente que haga una Constitución por primera vez. España no tiene Constitución, eso que tenemos es un papel mojado, es una norma de segundo rango que no sirve para nada. El artículo dieciséis de la Declaración de Derechos del Ciudadano dice No hay Constitución si no hay separación de poderes. ¿Qué separación de poderes hay en España? ¿El Legislativo del Ejecutivo? Si el mismo Gobierno está diciéndole al mundo entero Yo soy el legislador y además el que ejecuto las leyes en tanto que soy Gobierno; y además, el que nombro al Poder Judicial. Los representantes en el Congreso se deben al partido, y no al pueblo. Y esto, mientras no se diga claramente, todo lo demás sobra.
En la mentira en la que vivimos, tantas veces repetida durante tantos años ya, los mentirosos son los mismos que los engañados. Todos vivimos en este teatrillo de sombras chinescas donde nada es lo que parece y en donde siempre ganan y pierden los mismos gracias a, o por culpa de, los dos grandes defectos que ha tenido este país a lo largo de todos los siglos de su historia: la ignorancia y la envidia. Pero vivir durante tanto tiempo en una mentira tan evidente se está convirtiendo ya en el peor defecto de todos.
Lo digo con todas las consecuencias: desafío a un intelectual, filósofo, catedrático, especialista del mundo entero, no sólo de España, a que diga que cometo un error cuando afirmo que en España no ha habido democracia formal nunca. Ni un sólo día. Muere Franco y se instaura una oligarquía pura de partidos. Todo político, intelectual o catedrático que esté hablando de democracia en España está mintiendo, está engañando a sus alumnos, está contribuyendo a la corrupción total que hay en este país. Corrupción tanto de partidos como de ideas. Esto es una oligarquía del Estado, entronizada en el Estado y pagada por el Estado. Los partidos son estatales, y según la definición mejor, más científica, de la jurisprudencia europea, la del Tribunal de Bonn, estos partidos son órganos del Estado. Por tanto están pagados por todos nosotros, independientemente de nuestras ideas políticas. Si usted es monárquico, estará pagando con sus impuestos a partidos republicanos y viceversa, por poner un ejemplo.
¿Qué democracia vino a la muerte de Franco? ¿La de Suárez? ¿La de los partidos políticos? Todavía hoy nadie ha conocido en este país lo que es la libertad política, porque confunden las libertades individuales, que sí que existen, pero que son consecuencias de derechos, con la libertad política colectiva que en España no ha existido ni existirá mientras no haya un verdadero período de libertad constituyente que haga una Constitución por primera vez. España no tiene Constitución, eso que tenemos es un papel mojado, es una norma de segundo rango que no sirve para nada. El artículo dieciséis de la Declaración de Derechos del Ciudadano dice No hay Constitución si no hay separación de poderes. ¿Qué separación de poderes hay en España? ¿El Legislativo del Ejecutivo? Si el mismo Gobierno está diciéndole al mundo entero Yo soy el legislador y además el que ejecuto las leyes en tanto que soy Gobierno; y además, el que nombro al Poder Judicial. Los representantes en el Congreso se deben al partido, y no al pueblo. Y esto, mientras no se diga claramente, todo lo demás sobra.
En la mentira en la que vivimos, tantas veces repetida durante tantos años ya, los mentirosos son los mismos que los engañados. Todos vivimos en este teatrillo de sombras chinescas donde nada es lo que parece y en donde siempre ganan y pierden los mismos gracias a, o por culpa de, los dos grandes defectos que ha tenido este país a lo largo de todos los siglos de su historia: la ignorancia y la envidia. Pero vivir durante tanto tiempo en una mentira tan evidente se está convirtiendo ya en el peor defecto de todos.