viernes, abril 26 2024

Sobreviviendo al Titanic by Frank Spoiler

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(10 de Abril de 1912)

Larry se asomó a la ventana por decimoctava vez desde dónde podía contemplar el puerto de Southampton. Faltaba poco para la salida del Royal Mail Steamship Titanic. Dónde debía proceder al embarque para conseguir su más preciado sueño: Alcanzar la tierra. Su amada y venerada América. Desde chiquillo y con las primeras películas mudas que vio de “Los viajes de Gulliver” (1902) o “20.000 mil leguas de viaje submarino” (1907) le dejaron totalmente impresionado.  Supo que su profesión no podría ser otra que la de actor. ―Y actor cómico― Pues, desde su época de estudiante fue un auténtico payaso que hacía reír a sus compañeros de clase. Entonces, él, ni siquiera sabía lo que era “actuar” fue poco después de acabar su carrera de medicina que se inventó el cinematógrafo. Y desde entonces quiso vivir ese sueño. Y estaba a solo un paso de conseguirlo. Fue nada más acabar la carrera que recibió una suculenta oferta: formar parte de la tripulación del “Royal Mail Steamship Titanic” cómo médico de la tripulación. No era de extrañar que al acabar la carrera le llovieran ofertas como aquella pues en sus andanzas de prácticas,  por distintos hospitales de la región inglesa, había demostrado su inestimable valía. (También era verdad que era nieto de Edward John Smith. Por más señas ―Capitán del buque ―).

Por fin pudo avistar desde la ventana lo que tanto estaba esperando; el coche de su tío acababa de parar frente a la entrada del Hotel Highfield House Hotel. Qué fue el elegido debido a la poca distancia que había desde la Universidad de Southampton. Por eso fue que se decidió por ese magnífico Hotel y sus excelentes vistas y cercanías al puerto de Southampton.

Larry, bajó las dos plantas que lo separaban de la entrada al hotel, con su pequeña maleta de viaje, lo hacía de dos los escalones de cada planta. Casi a punto estuvo de empujar a una bella jovencita de cabellos rojizos y muchas pecas en su bello rostro. Pecas que no la desmerecían sino más bien lo contrario, le daban más frescura.  Aunque en ese instante y debido al empujón del impetuoso Larry,  su rostro  se mostraba  entre sorprendido y enfadado. No pudiendo disimular lo mal que la había sentado el encontronazo. Éste, apenas la dedicó una mirada de soslayo, tenía demasiada prisa por recoger la documentación que le requerían en el buque para poder embarcar y que, su tío, muy amablemente, le había conseguido, gracias a su trabajo en la policía de Southampton, donde era muy bien considerado por sus múltiples años de servicio al servicio de su majestad Jorge V.

Nada más llegar a la altura de su tío, se dieron un fortísimo abrazo mientras se preguntaban el uno al otro:

― ¿Cómo estás, sobrino? ― apretándole hasta dejarlo sin respiración.

― ¿Cómo estás tío, John?  ¿Y tía Marian?― Soltaba el aire de los pulmones  Larry, al abrazo de su tío, John, con dificultad.

En ese instante apareció  la jovencita pelirroja con la que había tropezado unos minutos antes y su tío John lo soltó al instante gritando fuerte:

― ¡Clarete! ― A quien llamó, con una estridente carcajada, al mismo tiempo que se apartaba de su sobrino y encaminaba sus pasos hacia la joven. Esta al verlo respondió con un gritito de alegría y se fue hacia él saltando a sus brazos. Llevaba un precioso vestido blanco de encajes.

―Tío John, qué alegría encontrarte aquí, pensé que no te vería ya, debido a mi tardanza y a mi mala costumbre de llegar tarde a todos los sitios ― Se disculpó Clarete.

― No digas tonterías y ven, que te presento a mi sobrino…

― ¿No me digas que este mal educado y bruto es tu sobrino, tío John? ― Se mostró encolerizada la joven Clarete. Roja como un tomate.

― ¿Os conocéis? ―Se mostró sorprendido tío John, ante tal hecho.

Larry se mostró azorado y avergonzado pues, la joven Clarete, tenía razón. Él no solía ser así pero, ese día estaba especialmente nervioso.

― Sírvase aceptar mis más sinceras disculpas, señorita, Clarete.  No estaba en mi ánimo portarme tan grosero y mal educado. Discúlpeme, tengo un día especialmente conflictivo y nervioso, Espero y se sirva el perdonármelo. La miró Larry con una expresión de perro apaleado  mientras extendía su brazo derecho para que la joven se apoyara en él. Por fin, la joven, sonrió azorada y aceptó el brazo que le ofrecía aquel  muchacho, moreno, con unos grandes ojos verdes y que la sonreía de una manera que, la llevaba al mismísimo cielo.

El tío John sonrió divertido mientras se decía para sí: “Bueno,  parece que no fue nada serio, ¡esta juventud!” se llevó la mano a su poblado mostacho pellizcándoselo seguidamente con gesto pensativo. Mientras  seguía a los jóvenes que,  andaban ya hacia el puerto, sin acordarse de su viejo tío.

Nada más llegar, vieron esa enorme mole de madera y hierro fundido que era el buque Royal Mail Steamship Titanic. Una monstruosidad con  más 66.000 toneladas. Tenía  una longitud de más de 250  metros y la capacidad para llevar en su vientre a unos  2.230  pasajeros. Y aún y con todo eso, podía alcanzar los 23 nudos de velocidad máxima. Lo cual representaba toda una proeza… El capitán Edward John Smith, los esperaba nada más entrar por la pasarela de proa al buque. Al parecer eran los últimos en llegar. Allí mismo se despidió el tío John de ellos. No sin antes darle un gran abrazo a su padre el Capitán Edward John Smith.

No pudo el Capitán acompañarlos mucho rato pues, tenía que cumplir con sus deberes. Así qué ordenó a uno de sus suboficiales les llevara hasta sus camarotes respectivos. Ya habría tiempo de pasear y conocer los 28 salones Y algunas de las suites estilo imperio renacentista. Claro qué, sólo para algunos privilegiados que viajaban en primera clase.

Tras una breve parada en Cherburgo (Francia).  Que Larry aprovechó muy bien para invitar a la señorita Clarete, a dar un paseo por el muelle. Después, en Queenstown, (Irlanda) parar en un lindo atardecer, y darle su primer beso.

Ya no tuvieron tiempo para más. Tras embestir a una embarcación unas horas antes. A las 11:40 de la noche, del día 14 de Abril de 1912 y a una velocidad endiablada de 22.5 nudos. Y después de una carrera contra el tiempo que, nadie sabía ¿a qué venía? El Royal Mail Steamship Titanic, chocaba contra un iceberg por un costado de estribor y tras escucharse; ¡Las mujeres y los niños primero! Todo se convertía en una ola de gritos, aullidos, llanto y desesperación. Mientras todo eran carreras, hombres y mujeres lanzándose al agua desesperados. Los 20 botes de salvamento no daban para más de 1178 personas. En menos de tres horas, desde el choque y sobre las 2:20 minutos del día 15 de Abril, el Royal Mail Steamship Titanic, se hundía llevándose al fondo a 1522 personas. Entre ellas, a un recién licenciado doctor, que, valientemente, había entregado su vida sacrificándose en bien de otros que, sin su ayuda, no hubieran sobrevivido.

 

―Mistress Palmer, por favor, ¿quiere traer ya a sus aposentos a miss Clarete? No está bien de salud y ya refresca al atardecer en este mes de Abril. Es curioso que desde que ingresó aquí en el año 1993 solo sale fuera este día, (14 de Abril) y se queda mirando el mar.

Al acercarse mistress Palmer a miss Clarete, vio en sus viejas manos un recorte enmohecido y amarillo, dónde podía verse claramente la imagen de unos marineros, eran cuatro y el que estaba al lado del más viejo, tenía marcado con un rotulador rojo, su rostro.

En los ojos de miss Clarete, un brillo muy especial le hacía entender a mistress Palmer que, miss Clarete, no se encontraba en esos momentos allí y, era cierto, Clarete, estaba muy lejos en el tiempo, sintiendo en sus labios, su primer y último beso.

Actividad Taller de Escritura «Relatos románticos»

4Comments

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  1. 2
    dolors68

    Fantástico. Impresiona visitar el Museo Titanic en Belfast, hasta el mínimo detalle se reproduce la vida en el barco y la estructura de este. El hombre quiere dominar la Naturaleza y creo que es imposible.

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