
Domingo, 17 de marzo de 19…
Querido Diario:
Hoy con “Crimen y Castigo” ¡Que grande! me encanta Raskolnikov, siempre en busca de una salida por la tangente a sus infinitos remolinos que tanto quieren más ¿Para qué pensar sin organizar una acción? ¿No es ese luego un seguro y ¡nada!? Él tiene razón ¿vagar en la oscuridad de los pensamientos sin tomar medidas reveladoras? eso hace la mayoría, lamentarse ante las ofensas que les infieren, llorar, deprimirse… ¡Es indispensable tomar las riendas de los asuntos! Jamás dejar respuestas vitales al azar, eso es absurdo. Sobrevive quien se defiende con las uñas y demuestra su ubicación en la cadena alimenticia.
¡Hay seres que rompen las reglas! Los poderosos se nutren de la encorvada columna de los débiles pero no es frágil el ser que destapa la cañería y convencido, se lanza a quebrar el yugo del opresor ¿qué importa si es gigante o pequeño? Si alguien nos perturba y lo tenemos justo al frente, pues ese debería ser el objetivo primario ¿Cambiar al mundo mientras nuestro propio cosmos está siendo trastornado?; si cada persona se avocara a resolver la inmediatez de sus caos: ¿No estaría arando el campo de otra humanidad? Solo los inteligentes pueden ver la magnitud en lo minúsculo detectando en su sangre la cortante guadaña de la alienación. El problema es que si se combina intelecto atado a una vida miserable, el yunque es demasiado abismal ¿Qué queda? actuar en consecuencia… ¡Usurera maldita! no mereces la vida que usabas llenando ese libro proscrito; ¿no percibiste el pellejo del otro? ¡Raskolnikov! ¿Por qué esa duda después? ¿Por qué fijaste la mirada entre las flores del papel tapiz? Tu posterior confusión me desploma.
Dostoyevski…
¡Qué mágico crimen! ¡Qué desatino la culpabilidad!
Ella <explotadora> caminando dentro del mismo cadáver una y otra vez, bebiendo sorbos a fuerza de sembrar en su propia momia, el absoluto horror de la maldad.
Alma ya estaba muy lejos. En su torrente transitaban suburbios enteros de sombras colocadas: —¿Cómo sentir?, ¿qué sentir? Los narcóticos la suspendían elevándola al punto donde el sendero retorcido se endereza ¡El cataclismo del Diario! No terminaba de entender su insistencia en releer sus escritos adolescentes, solo sabía que se clarificaba tras aquellas lejanas reflexiones, ella sentía su sabiduría superando la bruma de la intranquilidad.
Recordó ese fin de semana, se leyó la novela en un tris. Sus ojos fueron caballos apocalípticos desbocados sobre la incertidumbre de la juventud ¡Halló la brillante interpretación del todo! En cada párrafo nacía la explicación y sustancia de la vida, el historial del mundo, incluyendo lo pertinente o inapropiado de la muerte, coherente fórmula dilucidando la causa y efecto de matar por un ideal sin que fuese necesario sostener los hechos por ideologías supremas: ¿Acaso en el cerebro no habitan razones suficientemente válidas para guiar el rumbo la venganza? y no sería “vendetta” la palabra sino justicia, manos de huracán en el artífice de los malabarismos.
El sopor y la memoria embotada la fueron transportando al sótano de los espejos, sacudió las telarañas en el espectro de su Dorian Gray, Raskolnikov veía directo al fondo de su no espíritu, azotado cementerio cuyas lápidas comenzaron a destaparse. Desde la desplegada faz de una sepultura, resurgió aquella obesa con gruesas gafas de botella, ella y su séquito atormentándola sin cesar, burlándose de su tartamuda presencia durante años, haciéndola llorar en el patio del colegio. Las remembranzas le sacaban carcajadas alucinantes ¡Qué divertidos e inolvidables momentos! ¿Fue culpa suya que decidiera suicidarse? ¡Por supuesto que no! nadie la obligó ¿No estaba sola en su habitación cuándo tomó la iniciativa cortándose las muñecas? Además: ¡Qué poca falta hace en el planeta un repugnante zombi grasoso! Su cabeza giraba por la cintura de Saturno, ese chico suplicándole una explicación ¿Cuál cabía? solo se trataba de pasar el tiempo, disfrutar de vestidos y viajes ¡Hasta un coche le sacó! Si él se enamoró… ¿Acaso tiene responsabilidad sobre sentimientos ajenos? —¡Ah! suspiró, los esqueletos saltaban frenéticos de las losas arremolinándose desesperados por captar su atención. El matrimonio destruido de aquella estúpida pareja, se metió en el medio tan solo por ganar una apuesta con su prima, la tenía aburrida de tanto comentar que quizás se trataba de las pocas uniones de dos que realmente se aman, respetan y constituyen eso que las leyendas urbanas denominan “felices”. No precisaba el motivo que la llevó a experimentar semejante aseveración como una amenaza, apostaron una cena en el mejor restaurante de la ciudad por entonces, si es que ella conseguía que el marido fuese infiel ¡Fue como quitarle el caramelo a un niño! No había transcurrido ni un mes cuando ya estaban follando. Ideó un sutil mecanismo para que llegara a oídos de radiante esposa, quien fracturada, pidió el divorcio inmediatamente. El pobre hombre no hallaba qué hacer ¡Amaba a su hogar! pero bueno, nadie lo forzó a meterse entre sus piernas… ¡Todo acto tiene consecuencias! —exclamó, frotándose las manos.
El Diario, sin duda, era más efectivo que cualquier terapia. El odio debe salir, buscar decantar su pulcritud encima del conjunto social repleto de mediocres, si no reaccionamos en defensa propia claudicamos cual esclavos. Estar consigo misma en tan candentes pergaminos la colmaba de poder, la gran diferencia respecto a sus amigas, fue su coeficiente fuera del promedio, de estudiante, tenía cautivado a los profesores con su aire bohemio e intelectual, ninguno se percató jamás de sus creativas distracciones ¡Cómo los manipulaba! poniendo su carita de serafín respaldada por excelentes calificaciones ¡Siempre en el cuadro de Honor! —¡Ah! —suspiró nuevamente. La pasión de la juventud retornaba exigiendo retos inéditos ¿Qué va pasando qué se adormece el ímpetu? Difusos aleteos fueron dando forma a un espécimen dibujando el perfil del nuevo target, blanco círculo aguardando al dardo. La cuestión era persistir hasta tallar la incuestionable estrategia y desplumar al avestruz que había osado retarla en el trabajo.
¡Esa maldita ignorante! —dijo conversando con las paredes, ¿Cómo se atrevió a desautorizarme? ¡A mí!, sobre su asqueroso semblante temblará la guadaña de mi furia —declamó simulando el diálogo de una obra de teatro que había visto recientemente. Seré como Raskolnikov, claro, sin la estéril daga del arrepentimiento y se sirvió otro vodka echándole dos Oxi en vez de hielo como complemento matemático en pro de despejar la “X” en la ecuación que fraguaba ¡Qué sensación tan maravillosa! Flotaba… ¿se puede negar que existen fines humanitarios al ejercer la labor impostergable del exterminio? Pensaba y hablaba, hablaba y pensaba, mientras su lengua se estiraba tal camaleón apresurándose detrás la presa.
—Es casi es un deber eliminar de la faz de la tierra a todo inútil que tan solo aporte salvajismo— continuó su monólogo imbuida ante el álter ego que la reflejaba difusa frente al espejo. Esa bestia con boca de serpiente lo tiene merecido, el cómo y cuándo será cuestión de tiempo aunque viéndolo bien… ¡ya es hora de pasar a un nivel avanzado! ese tipo de las travesuras es graciosa en una edad juvenil pero un adulto debe ser drástico, consecuente con su experiencia si no de qué sirve haberla adquirido ¿matar? la guinda sobre el helado… Iré planeando un asesinato magistral, simplemente perfecto, porque si los hay aunque se presuma que no ¿cuántos crímenes han sido exitosos? Desconocemos las estadísticas precisamente porque no han sido descubiertos. Sus enardecidas pupilas irradiaban la lava del convencimiento y observándose con orgullo, levanto el vaso, brindó por la Madre Rusia, por los confines más congelados de San Petersburgo, por la inteligencia de los privilegiados, la selección natural… Solo sobrevive la especie que mejor se adapta y allí, la mesa está servida.
El ventanal se abrió intempestivamente doblegado por la furiosa ventisca. Los restos de la noche entraron tal pelotón lanzando granadas y llamaradas de napalm. La luna llena colgaba del universo tal Diosa de la provocación, sus destellos simulaban la marquesina del futuro espectáculo incinerando al salón con el frío fuego de su redondez, inquieto gel incendiario de agudas espinas frente al iceberg que renacía.
Sin voluntad para cerrar la ventana, tumbó los párpados en el Diario. El alcohol deambulaba libremente por todo su cuerpo, generando tanto calor que se desvistió completamente ¡sus hermosas piernas tatuadas con uróboros!, el largo cabello ondeando sobre su pecho de mármol tal bandera roja conjugando el guión del porvenir. Retomó la lectura saboreando cada letra con la insaciable retórica de los vencedores, amarrándose a las palabras que seleccionó su Yo del ayer. Un ritual en conmemoración de su gran encuentro con Raskolnikov…
“Sí, el hombre lo tiene todo en sus manos y deja que las cosas pasen por delante de sus narices únicamente por cobardía…, eso es axiomático. Me gustaría saber qué es lo que asusta más a las personas”
-¡Que grande!- murmuró, mientras su mente escapaba por el ventanal hacia el infinito.
Scarlet C
+ There are no comments
Add yours