
By Aneizar L.
—El pequeño soldado apunta, comprueba la dirección del objetivo y dispara. El chorro sale en dirección a mi rostro, yo consigo esquivarlo.—
—Marla, es un niño. No es para tanto. —Mi marido me metió en todo esto. Mi embaucador. Hace a apenas un año, yo no me veía así ni por asomo. Yo veía mi futuro, viajando junto a mi pareja. Conociendo inhóspitos parajes, lugares lúgubres, donde poder conocer historias de fantasmas. Pero no, ahora mismo mi mayor aventura. Es cambiarle el pañal a mi bebé, con a penas 3 meses es todo un profesional. ¿En qué? En mearme con cada cambio de pañal. No es lo único hay más, ya que esto de la maternidad es un mundo demasiado complejo para mi cabecita loca. El pequeño soldado (como yo le llamo) no habla, pero sabe pedir lo que quiere con ese gran vozarrón que tiene. Otra de mis aventuras, es la lactancia materna… Todo un plano de posibilidades y tan diferentes. Bueno y dolorosas, todo muy bonito te dicen… Pero no cuentan lo difícil y duro que es. Desde máquinas que te ordeñan como una vaca, hasta pezoneras, (para ayudarte a dar el pecho porque en un cabaret bailando no me veo… Aún que teniendo en cuenta, los pechos ya los tengo todo el día al aire).
También otra cosa muy satisfactoria de ser madre, es cuando esa pequeña parte de ti te sonríe cada mañana al verte y luego llega la noche y llora. Y ese es el momento en el que dices… ¿En qué momento se me ocurrió esta fantástica idea? Porque algo le pasa… Y tú tienes que hacer uso de tu poder de madre en desarrollo y pensar, ¿Es el pañal? Nooo… ¡Quieres comer! A pues eso tampoco era, ¿te duele algo? Y así hasta que empiezas a encontrar el motivo de su llanto. Pero todavía queda mucho por recorrer junto a él, sus primeras palabras, sus primeros pasos, sus dientes de leche, el colegio, su primera pareja, la universidad... Madre mía que pereza todo. Mejor me apoyo en su cuna y sigo observando lo bonito que es dormido y lo mucho que queda para todo lo anterior. Disfrutaré de lo bueno de la maternidad y de lo malo también. Porque eso es tener un hijo, disfrutar de cada momento y ellos con nosotros. La vida te da ese regalo, crear una vida dentro de ti y a partir de eso, compartir cada momento especial y único con la persona que más amas y amaras. Prefiero dejar atrás pensar en las cosas malas, mejor llenar todo pensamiento de todo lo bueno que le puedo aportar como su madre que soy, mi marido como su papá… y el como nuestro hijo.
—Señor embaucador, su bebe llora. Vaya a ver a ese soldado que misión es la de hoy.— Él se ríe, porque piensa que exagero demasiado. Y que desde luego todo esto también es una aventura para él, pero que cree que debo de dejar de pensar en la maternidad como una guerra. Yo ya le dijo muchas veces que todo esto no ha hecho más que empezar, y que somos tan nuevos en esto que ya agradeceremos todo este humor.
—Mi generala este niño tiene hambre, creo que eso es misión para usted. Yo seguiré pendiente de vigilar el fuerte, ante peligros desconocidos.— Y aunque yo soy muy efusiva con todo, él me quiere tal y como soy y me sigue la corriente en todas mis locuras. Mientras tanto, coloco a mi pequeño soldado a comer. Y como ya he dicho, esto tiene sus partes buenas y malas, pero amo cada una de ellas. Y espero que mi soldadito algún día vea lo divertido que fue crecer con sus papás.
Aneizar
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