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No hay más que una

By Jorge Aldegunde

Al despertar, se vio atado de pies y manos en un destartalado catre. Se notaba aturdido y desorientado. Había un muchacho en la habitación. Tenía una expresión huidiza, mezcla de miedo y curiosidad.

Trató de hablar, pero un pañuelo le tapaba la boca –solo podía balbucear–. El joven se sobresaltó al oírlo.

–No debes hacer ruido, o ella vendrá.

Angustiado, comenzó a agitarse; la cama vibró sobre sus pesadas patas mientras él forcejeaba.

Un ruido de cristales rotos en la planta superior los sobresaltó.

–Te lo dije –espetó el chico–. Has enfadado a mamá.

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3 Comments

  • Sólo podemos imaginar los terrores que le esperan. Me recordó una película con Cathy Bates: “Misery” Una enfermera fan de un escritor y que lo secuestra y lo tortura porque lo quería para ella sola. Saludos.

  • Muchas gracias por tu comentario, Ana. Precisamente en esa película me inspiré. Decir también, aunque sea solo a modo de curiosidad, que cuando publiqué este relato en Facebook me lo censuraron. No solo este, sino todo los demás, incluyendo mi blog. No sé qué clase de regla o política vulneraba; nunca llegué a saberlo y ahora, la verdad, me importa entre nada y menos.
    Abrazos.

  • Reblogueó esto en Blog de Aldegunde.

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