LOS MIÉRCOLES DE MASTICADORES-FEM
Por Ángeles Fernangómez (Sección: ÁgoraFem)
Miércoles, 23 de noviembre. 2022
NOTA DE LA EDITORA: En dos días se conmemora el Día por la Eliminación de la violencia contra las mujeres, más conocido como Día contra la Violencia de Género. La cifra de asesinadas (y por supuesto aún más el de las agredidas) sigue creciendo en toda la sociedad occidental y también en España. La manipulación del lenguaje y las situaciones a las que este a veces da lugar no ayudan a la situación. Por ese motivo es importante recordar y recordarnos lo que es realmente el feminismo, una postura ante la vida que toda persona congruente con la vida debería respetar y practicar. Este artículo fue escrito hace algunos meses por nuestra compañera Ángeles Fernangómez a ra´íz de otra más de las repetidas vandalizaciones del Mural de las mujeres de La Concepción, en Ciudad Lineal-Madrid

Yo iba a hablar esta vez de la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi y su literatura que aborda temas tan necesarios como el feminismo, la inmigración, el sexismo o la problemática racial. Yo iba a hablar de ella por eso y porque es una de las mujeres representadas en El Mural de la Conce y porque, tras su primera vandalización el día de la mujer de 2021, https://masticadoresfem.wordpress.com/2021/04/14/vandalizacion-del-mural-de-las-mujeres/ me había propuesto profundizar en este Ágora y una a una, sobre las 16 grandes mujeres allí representadas. Iba a hablar de ella, digo, pero hoy no puedo.
Yo ya había hablado aquí de la poeta y rapera española Gata Cattana y su compromiso social a través del artehttps://masticadoresfem.wordpress.com/2021/11/10/gata-cattana-mujeres-del-mural-y-ii/ y también de la anarquista Emma Goldman y su fuerza e inteligencia arrolladoras, https://masticadoresfem.wordpress.com/2021/09/15/emma-goldman-y-las-mujeres-del-mural/, pero todavía quedaban 14 mujeres más en el mural a las que visibilizar, tras sus brochazos negros en sus caras. Por cada intento de borrarlas, una explosión de contenidos dedicados a que el mundo las conozca mucho más.

Yo podía haber hablado esta vez de Chimamanda, o de Rosa Parks, Nina Simone, Ángela Davis, Rigoberta Menchú o las que restan, pero, en esta ocasión, no puedo. Y no puedo, porque, tras la reconstrucción del mural en agosto pasado, nuevamente ha sido vandalizado el 29 de diciembre. Esta vez, no ha sido con brochazos negros, sino con tachones cutres, frases mal escritas y símbolos fascistas. Y no son sospechas, ellos mismo dejaron allí sus símbolos y lo han reivindicado de alguna manera con un vídeo en redes. Ese mismo día, amaneció también quemado el árbol por la Igualdad en Coslada (Madrid). ¿Por qué una palabra tan digna como “igualdad” provoca tal desasosiego en estos grupúsculos a los que si no ponemos veto pueden llegar a hacerse virales y enfermar a la sociedad entera?
Por cada intento de borrarlas, una explosión de contenidos dedicados a que el mundo las conozca mucho más.
No voy a caer en la tentación de escribir el nombre del grupo y hacerles publicidad, aunque tienen nombre, solo diré que nació en pleno confinamiento, autodefinido como grupo juvenil de extrema derecha, que han librado verdaderas cacerías y cruzadas contra los llamados menas (menores inmigrantes) y que parece que no han aprendido de la historia más que lo negativo, repugnante y despreciable de la misma.
En el mural dejaron grabado, a golpe de spray, el símbolo o bandera neonazi de la cruz celta, utilizada por Fuerza Nueva en Italia y también por un partido alemán de siglas extrañas, actualmente prohibido. Es curioso cómo se reutilizan los símbolos llevándolos a un terreno que nada tiene que ver con el sentido que se les quiso dar al crearlos. ¿Por qué una cruz celta? Pues quizá por la misma razón por la que la esvástica era desde mucho tiempo atrás un símbolo popular en el Arte antes de que los nazis la adoptaran, con una larga tradición en otras culturas y, sin embargo, hoy nos produce, cuando menos, desasosiego y rechazo a todos aquellos que no llevamos el odio por bandera. Es ésta una forma brutal de robar símbolos que nada tenían en su día que ver con las ideas totalitarias y hacerlos suyos para confundir al pueblo y, sobre todo, a la gente más joven. Muchos movimientos fascistas han adoptado símbolos de la antigua Grecia o Roma, como es el caso de los estandartes que usaban los alemanes en sus mítines, o el saludo romano. El partido fascista de la Falange utilizó el yugo y las flechas que, en sus orígenes, simbolizó la unión de los emblemas históricos de los Reyes Católicos.
Los dibujos y los colores son una llamada subliminal muy potente que, en este tipo de ideologías incitan al odio y se basan en la provocación del miedo. Es el caso, por ejemplo, de los uniformes usados en la I Guerra Mundial: negros, para simbolizar a la muerte. Ese hurto se da también en las palabras y en sus conceptos. Es el caso del uso de la palabra “libertario” que siempre se ha asociado al anarquismo y que, hoy en día usan los neoliberales. Según parece, se trata de una traducción directa de los libertarians estadounidenses, que nada tiene que ver con el sentido libertario de la CNT española ni con el llamado socialismo libertario: confunde y vencerás. Otro ejemplo de uso torticero de las palabras lo tenemos en el que recientemente dio la presidenta Ayuso a la palabra “libertad” en la campaña política de las elecciones autonómicas durante la pandemia. Se refería ella a la libertad para tener los bares y otros establecimientos abiertos, pese a la ola pandémica en alza y que acabó dándole réditos en traducción a votos. La demagogia y el populismo es lo que tienen cuando solo importa el propio ombligo.
Pero volvamos al mural y preguntémonos: ¿Saben estos cachorros de la extrema derecha qué es realmente el feminismo? ¿Saben que no persigue sino la igualdad de derechos entre hombres y mujeres? ¿Saben acaso qué es la ideología de género? ¿Sabrían responder, aunque lo practiquen, a la definición de xenofobia, homofobia, aporofobia y misoginia? Es probable que sí lo sepan sus líderes, aunque lo interpreten muy mal probablemente basados en un miedo atávico, pero quienes les siguen a ciegas, se harán adultos y tal vez no hayan profundizado en ello y quizá hayan ya adquirido la necesidad de reafirmarse en este odio que se apoya en nacionalismos sin sentido, en el miedo a perder no sé qué derechos y el poder patriarcal en el que basan su hombría y su machismo, en el terror hacia lo que creen no controlar, pero seguirán sin saber defender un discurso coherente que no se base en la violencia y el miedo, seguirán sin ser capaces de mirar a los ojos e intercambiar posturas de forma respetuosa y serena. El mural volverá a recuperarse, de hecho, ya se le cubrió con un barniz anti-vándalos previendo que algo así podría ocurrir y volverán a estar hermosas las 16 mujeres. Tal vez, sea el cuento de nunca acabar y vuelvan a las andadas, pero lo importante es que esas posturas violentas no consiguen sino que esas mujeres y todas nosotras cobremos más y más fuerza, porque somos la mitad de la humanidad, la mitad de la inteligencia mundial, y sabemos muy bien que tenemos la fuerza de la razón y que las capacidades no dependen de tu género.
Chimananda Ngozi habrá de esperar a la próxima entrega, pero tendrá su espacio como el resto de ellas. Creo representativo, en este caso, añadir el poema que me inspiró Lilia Brik tras la primera de las vandalizaciones a brochazos negros:

LILIA BRIK (Escritora, directora y productora cinematográfica rusa) En ocasiones sueño que paso por delante del mural vandalizado de mujeres y rasgo uno por uno los oscuros velos. Más tarde, sin soñar, ya bien despierta, con mis ojos destapo las caras una a una y emerge un gran manojo de violetas que se sacude la noche como si tal cosa. El suelo queda negro y ellas limpias. Siempre comienzo a descubrir las caras por la mujer que alza la palabra y la sonrisa, la del pañuelo de obrera en el pelo la que abre la mano en altavoz junto a la boca, (quien dijo “libros” dice también “capacidades”). Ella es quien simboliza el porqué de todas ellas, la que las representa, la que somos, la que escribe con voz y sobre el muro verdad tan ancestral como la vida por mucho que haya quienes se nieguen a entenderla: “Las capacidades no dependen de tu género” Probado aquí sobradamente queda.
NOTA DE LA EDITORA: Y para mayor explicación del tema, y como complementeo a lo comentado por nuestra compañera, les invitamos a volver sobre la lectura del artículo que hace apenas unas semanas nos dejaba nuestro compañero Manuel Casal en Masticadores FEM, con el titulo "En qué consiste la igualdad entre mujeres y hombres"

Ángeles Fernangómez es una poeta y narradora leonesa residente en Madrid.
Cursos de Periodismo, Poesía y Literatura creativa. Creadora y Coordinadora del Grupo de Encuentros poético-artísticos Poética en Gredos. Cofundadora de la Asociación Versos Pintados del Café Gijón (pintores y poetas). Organización y Coordinación de Ciclos como La Literatura Temática.
Publicaciones en revistas: Alkaid, R.Universidad Quintana Roo (México). Visítame Magazine (N.Y.) entre otras. Un buen número de colaboraciones en antologías (poesía y relato), tales como: 50 poetas contemporáneos de Castilla y León, Encuentros en Sambara, El Quijote en el Gijón, En una Ciudad Lineal, Versos Pintados, La mujer en la poesía hispano-marroquí, Filando cuentos de mujer, Amor se escribe sin sangre…
Coautora de Guiones e interpretaciones de Performances literarias: Profanando la letra, diálogos a cuerpo abierto o la de, Sylvia y Anne, oscuras novias conspiradoras.
Publicaciones en solitario (Poesía): Chupitos Poéticos (Poesía breve 2011-Edit.: Los Libros de Umsaloua) y Poemarios Papel Albal (2016) y Ven a mi burdel (2021), Huerga y Fierro Editores.
Finalista premios: “I Certamen Jirones de Azul”, “Premio María del Villar” o Certamen “Les Filanderes”.