(Comenzada hoy, 17 de enero de 2023, escuchando a Erik Satie – Gnossiennes 1-5)

Cuando te des cuenta que las verdades son mentiras, ¿Dónde encontrarás la verdad? Así son las cosas de la vida, bueno, ¿Serán las cosas de la gente, no? Y la gente sigue desgastándose, estancándose, y torturándose. Las masas se ahogan en un vaso de agua, o mejor dicho, de cerveza, o de gin tonic. La confusión de los tiempos estos los abruma, diría yo que nos abruma, y con la  desgarrada violencia que caracteriza a la sociedad de hoy en día, nos iremos todos al carajo. Pero la gente, tonta y adormecida, no se detiene a pensar. Los pensamientos les hacen alucinar, y se horrorizan porque se han dado cuenta, repentinamente, que el sol no es redondo, como le habían dicho que era, sino que es cuadrado y que baila con la luna o con cualquier otro planeta que se sepa bailar un paso doble. Y las masas, desilusionadas y muy silenciosas ya no se atreven a decirle al emperador que anda en cuero por la Gran Vía…

Hubo una época… mare meua… cuando en España mandaban los toreros. Que tiempos esos, ¿Os acordáis? No habían redes sociales, ni hashtag, ni “influencers”, ni la madre que los pario, (como dijo Sabina). No había regatón ni bachata, ni hip-hop ni tik-tok. No había WhatsApp ni tampoco podíamos consultar con Google, ni pedirle a Siri que nos diga si hace frio o si va a nevar en la Malvarosa. ¡No! Nos asomábamos a la puerta o abríamos la ventana del mirador y así sabíamos si salíamos con botas o con chancletas.

Pero, claro, siendo tan imperfectos como lo somos… y muy poco sabios… siempre la cagamos. Echamos a los toreros a la basura y ahora no sabemos qué hacer con los toros. Entonces vino alguien y nos dijo que los toros se ven mejor desde la barrera, o en trozos en la sartén, y quizá los toreros pensaron lo mismo.

Ahora ¿Quién manda en España? Ni idea… Pero se ven cosas raras por la calle… He visto, y lo he visto varias veces y en diferentes lugares, que aunque los termómetros marquen un grado de temperatura ambiental, salen jóvenes a la calle, y aunque bien abrigados por arriba, llevan pantalones cortos… Qué cosa más rara… ¿ Será que no se interpretar esta generación? ¡No! No es eso, porque algunos de estos (¿Valientes?) no son tan jovencitos tampoco.  Bueno, sé que todavía estoy bastante cuerdo y que a mi alter ego, el orate, le he dado vacaciones y está gozando del sol en los mares del sur. Lo que si es posible es que me he desincronizado y me he salido fuera del compás y del ritmo de la época. ¿Será porque ahora prefiero sentarme en el bar de la esquina, pedir otro dry Martini, ajustar el volumen de mis tapones y seguir disfrutando de Sarita Montiel porque es día de San Eugenio y el que hizo ese relicario, venga, ese sí que era un torero…

Y os pregunto: ¿Son mentiras las verdades? Creo haberme dado cuenta que sí, que las verdades que nos dicen son mentiras. Que el sí usualmente es un no, o en los mejores casos un quizá. Que cuando brilla el sol en La Habana brilla la luna en València. Que cuando canta el gallo, llora la gallina. Que cuando te sonríen los políticos es porque te quieren dar por culo…

Pero la historia no la cambia ni Masetin el torero, (!Venga, otro torero!), así que hay que seguir cantando, bebiendo, riendo y meando, que la cerveza no se compra, se alquila y “Pisa morena, pisa con garbo, que un relicario te voy a hacer*…”

Nota:

* paso doble, compuesto por José Padilla (1917). Letra de Armando Oliveros y José María Castellví, que fueron redactores del diario barcelonés El Liberal. La pieza estaba dedicada a su amigo José Pérez de Rozas, fue propietario y director de ese periódico español que se existió del 1901-1935.