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Coraje líquido… By Elvira González.

Sobre la loseta de color gris, entre las juntas del piso una mancha la mezcla de tonos rojizos se había impregnado. Sus prendas rasgadas, dolor en la entre pierna. Algunas cosas tiradas tras el fuerte acontecimiento, posibles marcas del forcejeo. Era de noche, aquella velada que parecía trascurrir en calma acabaría por cambiar el curso de su vida. Quizás necesitaría beber por litros el valor para seguir adelante, además de la infusión herbal para dormir, analgésicos. Apenas logró huir, se fue directamente al lugar donde tenía escondido su viejo automóvil con un par de valijas y sus documentos…
Poco tiempo después…
Cocina amplia con isla al centro ideal para quien disfruta pasar tiempo preparando sus alimentos. La luz entraba por la ventana arriba del fregadero, que daba al jardín frontal del inmueble, podría hacer placentero lavar los platos. Sala comedor una a cada lado del acceso principal, una puerta trasera para acceder después de salir a tirar la basura junto al jardín. Por fuera pintado de azul pálido apenas perceptible que en algún momento según la luz quizás luciría blanca. El techo a dos aguas en terracota, la puerta armonizaba con el techo. La mayoría de las propiedades se mantenían en una paleta sutil.
Detalles como ese le agradaron cuando fue a la cita para conocer la propiedad, tenía ahorrado dinero de cuando estaba soltera. Además que vendería la argolla de matrimonio, no deseaba verla otra vez. Era de vital que se mudara por lo menos a la población más cercana y eso hizo. Utilizando gafas oscuras, una gorra, vestida de forma sencilla. Se cortó y pintó el cabello ella misma, necesitaba sanar todos los golpes físicos y emocionales. Había comprado una casa, no podía creer que finalmente tendría un techo a su nombre y dormiría respirando tranquilidad.
Fue a comprar comida preparada además de algo de licor, la sartén, ollas, platos, una cafetera. Un colchón con la base, lámpara, una mesa de noche, sábanas, una cobilla. Poco a poco arreglaría su hogar y su vida. Comió casi todo el arroz que compró, era una delicia, bebió el contenido de dos vasos de un licor que parecía desinfectar la garganta. Sintió tanto sueño, que se quedó dormida sobre el sofá que incluyeron con el inmueble. De pronto, aparecía él más furioso aún, con tal fuerza la empujaba, le rompía la ropa, manoseaba sus voluptuosas formas y contra su voluntad le envestía era brutal, Quería recordarle sus obligaciones como esposa, disfrutaba hacerle eso y se quejaba o negaba era peor. Tal vez dos horas después despertó abruptamente, por fortuna había sido una pesadilla. Conocía cada detalle de su vida, sabía como manipularle. Un cambio de planes algo totalmente inesperado ocurría en su vida, quizás nunca pasó por su mente hacer algo así. Siempre se mantenía en control, todo organizado para realizar cada tarea seleccionada de una forma práctica. Una lista, eso era algo que le producía tranquilidad, la hermosa libreta de pasta dura simplemente no le podía faltar. Secando la frente sudorosa, fue a servirse un poco de licor, bebió solo un sorbo de lo que ella llamaba «coraje líquido». Siempre bebía con moderación, pero ahora necesitaba algo que le hiciera sentir valor.
Se percató que las puertas tan solo tenían una cerradura, así que decidió salir, había visto una ferretería justo al lado del super mercado. Así que fue en el coche, aunque estaba cerca para caminar. Cuando entra en el local va directa a ver los cerrojos, cerraduras de seguridad, se quita las gafas para secarse los ojos, un poco temblorosa. El dueño del local quien tenía mucha experiencia sobre el tema se acercó, se había percatado que no se encontraba bien. Era viudo, su hermana había sufrido al casarse con un hombre que le maltrataba, justo después de casados comenzó a ser quien realmente era. Así que al ver su comportamiento sabía por lo que pasaba.
Ofreció la mejor opción en seguridad, inventó tener una oferta que incluía la instalación y copias de llave. Además le ofreció cámaras de seguridad. Ella esbozó una sonrisa, parecía que alguien entendía lo que le pasaba, el gentil hombre se ofreció a colocarlas al cerrar el negocio. Mostró su identificación y le preguntó si acaso le podría obsequiar unos cupones para apoyar la cafetería de su hermana. Suspiró, como bocanada de aire puro, el hombre tenía una hermana a quien parecía haber visto por fuera del local. Le inspiró confianza y acordaron que le vería un par de horas después. Apenas entró sintió el olor de los recipientes vacíos de comida y el aroma perfumado del licor. Tiró la basura dentro de una bolsa cerrada y la colocó en el contenedor por la puerta trasera que daba al jardín. En ese momento pensó en buscar una mejor opción para colocar los contenedores de basura. El batiente del acceso al jardín tardaba en cerrar, era una puerta pesada, quizás la cambiaría también. De pronto el timbre, era la hora acordada con el ferretero, se asomó por la mirilla, abrió.
Cuidadoso y pulcro para trabajar, le observaba mientras manejaba hábilmente el taladro y todas sus herramientas. Se presenta, dice llamarse «Samuel» comienza a platicar de la mujer que fue su esposa. Quien fallece tras una larga enfermedad, en ese momento lo ve de otra forma, la nobleza parecía brotarle, se percata que es joven aún. Entonces el rostro del ferretero se ilumina al sonreír, le parece varonil, agradable. Sin pensar ella dice su verdadero nombre «Sandra», un amigo le había aconsejado elegir otro, pero le pareció algo ilógico, podría equivocarse.
Ofrece un vaso de limonada, él acepta y se dirige a la cocina, al darle la refrescante bebida, pide revise el batiente del jardín. Agradece el gesto y le entrega las llaves, mostrando lo bien que funciona la cerradura y por accidente rozan sus dedos. Sandra sintió algo tan fuerte, como hacía tiempo que no le ocurría. El hombre con quien se casó la enamoró usando una fachada para terminar abusando de su integridad.
Samuel había percibido a la hermosa mujer tras aquellos maltratos como alguien especial, inteligente, decidida con una gran fortaleza interior. En ese momento algo deteriorada, encontraría la forma de ayudarle, no era una simple coincidencia que llegara al pueblo.Además después de saber el tipo de cosas por las cuales pasó su hermana, se juró ayudar a otras.
Conversaron por largo tiempo, Samuel se marchó, desde la ventana de la habitación, mientras sostenía una taza de infusión. Observaba quien por lo visto era su vecino, prensado de la voluptuosa figura de una mujer, contra el pretil de la ventana. Le proporcionaba una gran satisfacción, alcanzaba a escuchar los gritos. Era un hombre muy atractivo y ella no parecía ser su esposa, le resultó gran entretenimiento. Se quedó dormida profundo, tranquila, casi sin moverse, hasta que…
Sentada en un cojín, descalza con una taza de tisana de frutos del bosque y toque de jengibre. Velas encendidas a favor de la paz, salud, bienestar para nuestro mundo bañado de luz. El ambiente huele a chocolate amargo del bizcocho dentro el horno que está por salir. Sobre la mesa bocadillos salados y servicio de café o té. El cómodo sofá frente al balcón, una cálida tarde soleada, además tengo todo listo para recibirte. Mientras escucho a David Garner -LOVE -(Nat King Cole)- una de mis canciones favoritas. Agradezco tu grata visita al blog.
Respira hondo. Inhala calma y exhala emoción…

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