Pero no todo es negro en la noche.
No todo es negro en la vigilia de mi última batalla.
La memoria de otros tiempos
irrumpe en mi penumbra
y siento tus manos en mis manos
tu pálpito en mi pecho.
Te siento húmeda en mi ardiente despertar
y te poseo delirante en la ceniza de mi sueño.
No, no todo es negro en el vacío de la noche
no todo es negro en el recuerdo.
Mañana libraremos la batalla
ahora te espero, te siento
te deseo una vez más.
Me reconcilio conmigo
contigo
con mi ser
con mi naciente esperanza.
No, no todo es negro en la vigilia del sueño.
No todo es negro.
Del poemario: Campo de batalla, Huerga y Fierro, editores
