Septiembre 2023
Hoy te escribo desde la playa. Sí, la playa, ese lugar que parece que solo nos importa en verano, cuando hace buen tiempo y podemos disfrutar de ella. Ese lugar olvidado en invierno, cuando permanece a buen recaudo en nuestros recuerdos.
Escucho el rugido del mar y siento que me habla. Quizás solo sea un sueño, pero esas olas que rompen con fuerza en la orilla me dicen que es el momento de seguir adelante, de dar un paso más, ese que parece imposible cuando la voluntad flaquea, cuando la esperanza se torna de un verde casi transparente, cuando los sueños se vuelven inalcanzables.
Hay una persona muy importante en mi vida que siempre dice que fuerza y voluntad no pueden convivir en la misma oración, porque la voluntad no se consigue con fuerza, con imposiciones. La voluntad debe existir por sí misma, por nosotras. Y siento que justo eso es lo que me dice este mar embravecido. Un mar que parece querer desquitarse de la pesadez de agosto, de los días de calor infinito, de las multitudes, de la saturación.
Es un mar de septiembre, casi malhumorado sin saber el motivo. Es un mar que me explica que la fuerza es interna, que solo debo dar un paso más para seguir avanzando y que puedo hacerlo, aunque a veces cueste horrores porque duele, porque escuece o porque me aleja de la seguridad que tanto tiempo me ha costado labrar.
Olas que gritan, que rugen, que cabalgan con espuma blanca para mostrar el camino. Olas que rompen con fuerza, con ímpetu y coraje para después alejarse y regresar otra vez en un baile infinito. Ese mar que quiere decirme algo en un septiembre que llega estridente.
Esta carta despistada te llega desde la orilla, casi queriendo quedarse en el lugar en el que el verano parece infinito a pesar de que el mar se empeña en demostrar que el tiempo pasa para todos. Y yo me aferro a su fuerza, a su coraje, a su valentía para dar ese paso adelante, ese que me dirá que septiembre llega cargado de nuevas experiencias, de retos que no son imposibles y de viajes que comienzan a planificarse.
Gracias septiembre.
Gracias mar por a-mar-me.
Mar
Anécdota: Paseando junto al mar me he comprado una blusa de su color, el azul oscuro de sus aguas en invierno y sus mangas son en forma de alas de mariposa. Creo en las señales, hace tiempo que me llegan claras y nítidas.
¿Sabes que tengo un libro en el que el mar es uno de los protagonistas? Descúbrelo aquí: Valiente Elena
Hoy te escribo desde la playa. Sí, la playa, ese lugar que parece que solo nos importa en verano, cuando hace buen tiempo y podemos disfrutar de ella. Ese lugar olvidado en invierno, cuando permanece a buen recaudo en nuestros recuerdos.
Escucho el rugido del mar y siento que me habla. Quizás solo sea un sueño, pero esas olas que rompen con fuerza en la orilla me dicen que es el momento de seguir adelante, de dar un paso más, ese que parece imposible cuando la voluntad flaquea, cuando la esperanza se torna de un verde casi transparente, cuando los sueños se vuelven inalcanzables.
Hay una persona muy importante en mi vida que siempre dice que fuerza y voluntad no pueden convivir en la misma oración, porque la voluntad no se consigue con fuerza, con imposiciones. La voluntad debe existir por sí misma, por nosotras. Y siento que justo eso es lo que me dice este mar embravecido. Un mar que parece querer desquitarse de la pesadez de agosto, de los días de calor infinito, de las multitudes, de la saturación.
Es un mar de septiembre, casi malhumorado sin saber el motivo. Es un mar que me explica que la fuerza es interna, que solo debo dar un paso más para seguir avanzando y que puedo hacerlo, aunque a veces cueste horrores porque duele, porque escuece o porque me aleja de la seguridad que tanto tiempo me ha costado labrar.
Olas que gritan, que rugen, que cabalgan con espuma blanca para mostrar el camino. Olas que rompen con fuerza, con ímpetu y coraje para después alejarse y regresar otra vez en un baile infinito. Ese mar que quiere decirme algo en un septiembre que llega estridente.
Esta carta despistada te llega desde la orilla, casi queriendo quedarse en el lugar en el que el verano parece infinito a pesar de que el mar se empeña en demostrar que el tiempo pasa para todos. Y yo me aferro a su fuerza, a su coraje, a su valentía para dar ese paso adelante, ese que me dirá que septiembre llega cargado de nuevas experiencias, de retos que no son imposibles y de viajes que comienzan a planificarse.
Gracias septiembre.
Gracias mar por a-mar-me.
Mar
Anécdota: Paseando junto al mar me he comprado una blusa de su color, el azul oscuro de sus aguas en invierno y sus mangas son en forma de alas de mariposa. Creo en las señales, hace tiempo que me llegan claras y nítidas.
¿Sabes que tengo un libro en el que el mar es uno de los protagonistas? Descúbrelo aquí: Valiente Elena
2 Comments
el mar suele hablarme, recordarme lo que fui, lo que sus olas se llevaron…
Entonces te ocurre como a mí: el mar nos da vida con su oleaje.