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¿Antiguas Reglas o las nuevas que aún debemos imaginar? By j re crivello

Z. Bauman afirma en unas declaraciones al periódico El Mundo que el Papa, es un hombre valiente… luego dice: “Yo suelo usar el concepto de interregno, del filósofo italiano Antonio Gramsci. La antigua forma de hacer las cosas ya no funciona, pero aún no hemos encontrado la nueva forma de funcionar. Así que hay un vacío entre las reglas que ya no sirven y las que aún tenemos que imaginar. Lo que tú haces es señalar las contradicciones de unos líderes frente a otros, preguntar quién es mejor… Eso está bien, pero el verdadero debate es cómo llenar este vacío”.

Convendremos que las nuevas reglas laten debajo de las antiguas, pero coexisten en esta movilidad global. Los individuos aman cada vez más a sus orígenes, allí residen sus certidumbres, pero aquello se desmorona en la insensibilidad general. Miras un reportaje y la entrevistada nos muestra como cocinar una receta de una isla perdida al lado de Madagascar, pero ese pasado que vive en su interior es una renuncia que ha realizado de esta ilusión, y es fruto de la emigración, de ir a otros países en busca de nuevas posibilidades. Por ello las reglas están alteradas entre normas de sociedades alejadas y mutadas, y sociedades del centro de la globalización pero compuestas en su interior de capas de población de orígenes diferentes.

El cambio es tan gigantesco que nadie se atreve a recitar salmos, o criar ranas, o decir que hasta sus padres le han traicionado. Por ello la regla que más utilizamos es la de contar y explicar mundos que solo existen en nuestra fantasía. La realidad demuestra que no concuerdan con la verdadera historia de nuestro acontecer diario. La sociedad Líquida se compone de historias superpuestas en las cuales no sabemos cuál es la auténtica.

O todas son auténticas, pero conviven en un magma de renuncias y posibilidades. La movilidad es geográfica, y entre personas de una misma familia(1). Observamos relaciones físicas que marcan una genealogía de sentimientos y virtuales, donde se yuxtapone el presente o los señuelos del pasado.

¿Reglas? Solo es posible considerarlas como realizaciones de nuestras decisiones, pero no son fiables, en la medida que el compromiso es cambiante. Lo que antes denominábamos “es la suerte”, ahora es un inmenso caudal de energías en la búsqueda de compañía, alternativas o soluciones para vivir mejor.

¿Y que es vivir mejor? Esa es la pregunta, donde cada individuo acepta enfrentarse a las dificultades, en una atmosfera de gran soledad.

Nota

(1)«Los europeos -truena la voz del precariado con su inglés de fuerte acento polaco- nos encontramos con la llegada repentina de millones de personas que, hasta hace unos años, tenían vidas muy parecidas a las nuestras: trabajos de calidad, casas propias, ambiciones profesionales... Y, de golpe, son refugiados que lo han perdido todo por culpa de la guerra. Su aparición en masa nos hace conscientes de cuán frágil, inestable y temporal es la presunta seguridad de nuestras vidas. La inmigración nos provoca tanta ansiedad porque ese miedo a perderlo todo ya estaba ahí, latente, por la creciente precariedad de la vida occidental. Y cuando ves a miles de refugiados que acampan en una estación de tren europea, te das cuenta de que ya no son simples pesadillas, sino realidades que puedes ver y tocar». La entrevista aparece en su totalidad en  El mundo

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