UN DÍA EN LA PLAYA by Natalia Carnales

  Sucedió en verano. No sé porque, pero siempre pasa en esa temporada. Tal vez sea debido a que se trata de los meses más cálidos y los días son más largos, o simplemente que el cuerpo se revoluciona. Como cada año, al llegar el buen tiempo, María preparaba su bolsa de paja. En ella siempre guardaba una toalla, sus inseparables gafas de sol, y el protector solar. Desde ese momento podía oír en su mente como rompían las olas contra las rocas. Su nariz se impregnaba de olor a mar y en su piel podía sentir el tacto de la arena. Esa tarde como cualquier otra, abriría las páginas del libro que año tras año la esperaba en su bolsa de playa, limpiaría el puñado de arena del año anterior, y disimulando como si leyera curiosearía la vida de los que estaban a su alrededor.

          Cuando el sol dejaba respirar un poco la piel de sus espectadores anunciando que llegaría a su fin, María recorría el pequeño camino que dejaba entre su vieja sombrilla y la orilla del mar, para darse el único baño que tomaba en todo el día. Esa vez no sería la excepción, y el ritual que llevaba cumpliendo durante cincuenta años en cada verano, lo repetiría con entusiasmo. Sintió el frío del agua acariciando los dedos de sus pies saludándolos, rodeándolos, mientras se hundían en la arena mojada. Como era su costumbre, humedeció un dedo en el mar para luego saborearlo y así disfrutar del salitre. Dando unos pasos hacia la profundidad se zambulló, segura y decidida para refrescar su acalorado cuerpo.

          Pero la marea esta vez no actuó como todos los años. Tenía más fuerza de lo normal. Los bancos de arena habían cambiado su posición, disueltos entre las olas se arremolinaban en el fondo arrastrando todo a su paso. Así fue como María, jamás regresó. 

Título: Un día en la playa

Registro: 2202220540733