
Tú que me matas, hoguera seca.
Debería inventarme un lugar, un paisaje de vientos, un cruce de caminos, un nido de metáforas escandalosas. Por ejemplo, inventarme un huerto. Un huerto con ventanas que miren al olivar cuando era grande, que vuelvan a renacer olivos de plata, un afluente del mar, un sendero de paso con árboles parlanchines. Las hojas de los perales de invierno, las culebras del agua , las piedras planas del río.La sombra de la higuera. Qué sé yo. Un lugar que no me rinda, que no me mate como este fuego sin llamas. Hoguera sin música, sin sortilegio, sin conjuros de amor. Igual un café de hombres solos,con olor a mala suerte, abandonados a esta canícula de agosto que nos deja sin un balcón donde coser y descoser el vuelo de las cigüeñas.
3 Comments
Siempre hay un lugar, especial, preciso y perfecto. Muy buen relato, poético, sincero y evocativo. Un saludo Azurea.
Te toca abrir juego… Mándame un texto. Saludos Juan
Vale Juan, ya te lo he enviado. Un abrazo,
F.