Esperé tu llamada a media tarde, como siempre, a la misma hora. Anocheció y no sonó el teléfono.
De repente, sentí un gran pinchazo en mi corazón y un ataque de ansiedad. Empezaron a sonar las sirenas.
Esa llamada no llegaría nunca.
Neus Bonet i Sala Blog: https://elplumierdenenuse.wordpress.com
