domingo, diciembre 3 2023

Manuel Puig: Boquitas pintadas Art Bo-Boom

By Aldana #Lunfafirule (Link al blog)

El vaivén tensional entre novela experimental y novela popular. En la novela hablan los personajes: hay una polifonía predominante en modo elíptico: Boquitas pintadas es la vuelta del escritor a su pueblo, oculto detrás de la mirada sin cuerpo de una cámara. Heredero de la transparencia narrativa propiedades relato clásico de Hollywood.

El arte de Puig radica en esconder la propia voz con el objetivo de que la historia parezca contarse a sí misma, sin develar el signo reflejo.

Emplea el recursivo modus operandi de solapadas texturas que otorgan las voces, conformando la polifonía característica de la obra, montando fragmentos inconexos de letra impresa como cartas, páginas de revistas femeninas, esquelas, cartas, fotos y conversaciones.



El autor descubrió en la cultura de masas y en el cine, un material inagotable para renovar la ficción. Entendió que la vitalidad del medio cinematográfico derivaba de su origen popular y su capacidad múltiple en el registro comunicativo. Encontró así un modelo eficaz para establecer el diálogo interrumpido entre literatura y público masivo.

Puig fue discípulo fervoroso de los grandes directores europeos que hicieron arte en la industria cinematográfica de los 60′. Demostró también que en la literatura era posible experimentar con las formas populares y practicar con los géneros formas sutiles de contrabando.

Boquitas pintadas arma una trama perfecta de enigmas y secretos folletinescos de gran atractivo popular. Recupera “los tipos” convencionales de la novela sentimental: (la mujer malcasada, el inescrupuloso Don Juan, la casquivana de la familia bien, la solterona resentida, la sirvienta engañada). Sin embargo no cae en lo suficiente de la vulgaridad intrínseca en estos estereotipos. Lo hace mediante recursos experimentales que lo alejan del puro sentimentalismo y revela así, los dobleces estéticos morales e ideológicos que los estereotipos acostumbran por tradición a ocultar.
El folletín del subtítulo cuenta amores eternos y venganzas pasionales.

La novela Boquitas pintadas habla de la hipocresía de la clase media argentina, las diferencias sociales sustentadas en la violencia, el fraude, la pasión como educación sentimental.

Cada entrega del folletín se abre con una cita de tango o bolero sin embargo, la novela invierte los moldes rígidos de la canción popular. Manifiesta la tradición del tango y del bolero en derredor del mundo con su mirada filosófica.

La muerte de Juan Carlos abre ante la mujer mal casada la posibilidad de observar su posición desde una perspectiva lúcida. Manifiesta las inversiones de la belleza idealizadas.

La presencia y acción hombre bello, despierta las pasiones del relato en todas las trama del discurso. Ese Don Juan, es también una especie de “Juan Carlos celeste”un personaje disparador, que es vía de conocimiento de las mujeres participes del relato.
Pues pone el juego un cambio de foco y encuadre, que descubrió en el protagonismo femenino de los romances women’s film del cine norteamericano de los 30 y los 40. Las mujeres de boquitas pintadas están en primer plano y ocupa en el centro del relato en un sesgo alegórico al relato de iniciación: cada una de ellas aprende algo de sí misma. un reconocimiento de su propia identidad lo hace posible.


Manuel Puig emplea el folletín y el experimento, así como la proximidad y la distancia que le otorga la literatura por un lado y el cine por el otro, homogeneizando ambas artes para su producto final.

Literatura y cine convergen en un entramado casi imperceptible, desde el comienzo hasta confundirse por completo en la última escena: uno de los grandes cierre novelísticos de la narrativa contemporánea.

Manuel Puig toma, además, elementos del pop art con su icónico representante Andy Warhol, también fusionado al séptimo arte.

Una originalidad difícil de asimilar o tan fácilmente asimilable que se vuelve natural. La literatura de puig escrita a partir de la tensión entre el deseo tácito de originalidad de toda experimentación estética y la reducción de las formas populares convencionales. La combinación singular de ambas posibilidades canónicas. Consagrada simultáneamente por la fidelidad cinematográfica de su mundo narrativo y la audacia de sus innovaciones formales alcanza un raro equilibrio entre transparencia y opacidad

Puig se manifiesta, alternativamente costumbrista y vanguardista; moderno y posmoderno, kinich paródico otras veces naif. La literatura de Puig se ofrece dócilmente ante la crítica empírica de tales o cuáles presupuestos teóricos pero deja siempre un resto que no encaja: una rebarba resistente a la calma silenciosa de los objetos clasificados.

La narrativa de boquitas pintadas expresa, de soslayo, la venganza simbólica de Puig o de sus personajes acusados por la crítica, de “estar alineados por los discursos hegemónicos”. El objeto se convierte, durante los últimos 30 años, en un registro involuntario de los nuevos modelos teóricos que se suceden en el discurso crítico con la misma fugacidad de las modas.

La vértebra del Neo costumbrismo anacrónico y polifonía desatada, son dos características fundamentales en la trama narrativa de boquitas pintadas.

Hay una reproducción de las lenguas sociales deliberadamente impersonales en la ficción de Manuel Puig.
Los diálogos radio teatrales de las historias sentimentales movidas por el amor, el odio y la traición de los clichés impecables con que la industria cultural inventa la lengua. Puig resuelve la expresión escindida absolutamente de marcas personales de escritura y también como los pop, se opone al expresionismo. Pone en práctica el estilo liso: que se esconde pero al esconderse, la ausencia de estilo se señala a sí misma espectacularmente.

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