Sus obras se mantienen con vida autónoma y ejercen constante influencia, como un modo siempre renovado de reflejar el universo. Una forma nueva de humor y, sobre todo, un intento de hallar la lógica en aquello que escapa a toda ley, lo que de irracional contiene nuestra existencia.
“Las aventuras de Alicia en el subterráneo”, fue la primera denominación para esta obra, en una. Se la entregó con el manuscrito de regalo a Alicia Lidell, en la Navidad de 1862.
Aquel cuento extraño, alejado absolutamente de los cánones que regían la literatura infantil de la época victoriana, do no sólo ninguna de las aventuras de estaba coronada por la consabida moraleja, sino que además, el relato ridiculiza fuertemente, las didácticas infra literarias tan en boga para el consumo infantil en ese tiempo.

No había corriente o escuela a la que ascribirlo, ya que no encajaba debidamente.
Había que remontar las fuentes de su absurdo a ciertos pasajes de Shakespeare, y a cualquier literato de su época me hubiese parecido demasiado temerario suscitar tal comparación.
Quien no fue sino hasta después de la primera Guerra Mundial, con el surgimiento de los ismos de vanguardia, que se comenzó a reconocer la importancia literaria de Carroll, sobre todo en el uso y creación de un nuevo lenguaje, como los caligramas, el seudónimo escapista, el plano onírico y apertura con la que señalaba los más revolucionarios experimentos literarios.
Sus juegos formales con idioma, en los que logra prodigios, intentan recrear, (pero desde otro punto de partida), el lenguaje infantil, el balbuceo, la inocencia frente a la palabra como signo comunicativo.
El absurdo de Lewis Carroll, no está limitado por las necesidades de la trama, sino que constituye un fin en sí mismo. en primer lugar cada vez que describe algo disparatado la narración mantiene un tono de perfecta normalidad, como si el autor se refiere sea la cosa más cotidiana, lo que proporciona al relato gran parte de su grandiosidad.
En el mundo que encontramos retratado en su obra, se produce la permanente conciliación de opuestos. En su entramado se casan y entreveran lo horriblemente grotesco y lo tierno; hay una mezcla elementos lógicos y de material onírico que impregna el relato con una verosimilitud realista.
“Alicia en el país de las maravillas” es un átomo de inteligencia crítica, un lugar de sentido común y generosidad que pasa por medio de la vida de su tiempo, haciendo comentarios cáusticos en apariencia candorosos, sobre la política, la guerra, la administración, la justicia, la identidad personal, el espíritu académico, la educación, las relaciones humanas etcétera…
Alicia es el intento de creación de un mundo que, estéticamente coherente, logra reflejar el sinsentido del nuestro.
El diálogo de Alicia con el gato Cheshire proporciona la clave del pensamiento de Carroll, la manera de concebir el mundo circundante y el papel que juega dentro de él.
— En esa dirección—dijo el gato —vive un Sombrerero y en aquella otra vive una Liebre de Marzo. Puedes visitar a quién quieras: ambos están locos
— Pero yo no quiero ver gente loca —exclamó Alicia.
— Oh, eso no lo puedes remediar —dijo el gato—Aquí todos estamos locos. Yo estoy loco. Tú estás loca.
Bajo ese disfraz de locura, Carroll es capaz de mostrar los lo insignificante de nuestras categorías más respetables, entre otras las del tiempo y el espacio.
El el hecho de que las cosas sean diametralmente opuesta que los fenómenos que ocurren rocen lo estrambótico, que los personajes que se entre cruces sean melancólicos y absurdos, que los días se repitan en el absurdo del día anterior, una y otra vez…

Que el inicio sea surcado por la sorpresa que se va desvaneciendo hasta aceptar con normalidad la sesión del té.
ante tal momento de aceptación de Alicia ya ese mundo está incluyendo poderosamente sobre nosotros, lo aceptamos como posible cómo cierto y no queda más remedio que refugiarse en la infancia.
¿PORQUE ESTÁ LOCO EL SOMBRERERO LOCO?
La razón de su locura es su profesión, pues en el siglo XIX los sombreros eran una parte importante del atuendo de la gente, por lo que su fabricación era necesaria. El pelaje se separaba de la piel de los animales por un método llamado carroting, para el cual el mercurio era elemental. El problema es que el contacto con esta sustancia provoca comportamiento antisocial, cambios de humor, agresividad y temblores, o sea: la enfermedad del Sombrerero Loco.

En 1829 la revista Blackwood’s Edinburg hizo referencia a este término por primera vez. Unos años después, en 1835, el escritor canadiense Thomas Haliburton hablaría sobre ello en su libro The Clockmaker. Después fue Lewis Carroll quien dotó de esta locura a uno de los personajes de Alice In Wonderland, libro que escribió en 1865 con ayuda gráfica del ilustrador John Tenniel.
Pero la verdad es que los sombrereros no siempre estuvieron locos, pues antes de que su humor se trastornara por el uso de mercurio, utilizaban orina de camello para separar el pelaje de la piel de los animales, y así poder crear distintos diseños de este curioso accesorio.
Otro posible origen de la frase “loco como un sombrerero” nos hace viajar hasta Nueva Zelanda, en donde los mineros eran conocidos como hatters y alcanzaban la locura tras muchos días de trabajo en la oscuridad. La soledad puede tornarnos locos, eso es un hecho, pero parece ser que éste no fue el origen de la locura del sombrerero, pues las historias que Carroll plasmó en papel son más antiguas que este término neozelandés.
También existe la posibilidad de que la frase original fuera: “as mad as an adder”, la cual viene del dicho estadounidense “as mad as a cut snake”. Sin embargo, es poco probable que la locura del sombrero naciera a raíz del enojo de una serpiente, por lo que la fuente más probable sigue siendo el exceso de mercurio en el cuerpo de quienes su oficio era diseñar y confeccionar sombreros.
Sabemos que el 10/6 del sombrero es por el precio del mismo, que la peculiar personalidad y locura del sombrero se debe al uso del mercurio para poder ejercer su oficio.
En País de las Maravillas existen cientos que elementos que hablan de un mundo que está de cabeza: brebajes y bizcochos que alteran el tamaño, almejas que son secuestradas por una morsa que busca comérselas, animales que hablan, entre otros sucesos que a veces parecemos no entender. Sin embargo, la locura del Sombrero Loco está bien justificada y no sólo fue producto de la imaginación de Lewis Carroll.

4 Comments
Muy buena entrada con mucha información interesante, como por ejemplo la explicación de la locura del sombrerero. La verdad Alicia en el País de las Maravillas siempre me ha gustado y creo que a los que la leímos de chicos nos dejó huella. Saludos.
Coincido contigo Ana
Gracias.
❤️