miércoles, mayo 15 2024

Sábado— By Alex Morales Gómez

Era un sábado cualquiera, apenas cumplía dieciséis y mi madre no era de las que dejaba salir en la noche, decía que en la calle y más que todo en la noche hay muchos peligros, pero esta noche no puso mucho reparo ya que el lugar donde íbamos a estar era a cuatro calles de casa, estaríamos donde una amiga que cumplía años, a las diez en punto saldría con una amiga que viví a igual de calles que yo pero para el lado contrario, así que saldríamos juntas y a correr a casa, nos reíamos de nuestras solución, aunque en casa habíamos dicho que alguien nos llevaría hasta la puerta. Allí todo fue como lo imaginamos una noche de chicas, un buen coctel y risas.
De allí ambas salimos a toda prisa para nuestras casas, en la calle se veía gente yendo y viniendo algo que me hacía sentir segura, pero una calle antes de llegar a casa, había un lugar donde estaba bastante oscuro y allí había la salida de un pequeño callejón que llevaba a otra vía, el lugar en si no era de asustarse pero así a oscura si que causaba algo de temor, en medio de la penumbra veo una sombra que se mueve agachada, mi primer reacción es correr sin pensar que hay allí, pienso en un ladrón o en un asesino, lo que siempre piensa mi madre de todo el que esté por fuera después de las siete de la noche, cuando estoy decidida a correr siento un vacío que llena mi cuerpo es por lo que veo, un hombre está atacando a otro, pero el que está tendido en el suelo yace inerte, parece estar muerto, el otro está completamente desnudo, se pone de pie y me mira fijamente, yo no soy capaz de moverme y más aún con lo que estoy viendo, no es la desnudez del hombre la que me hace pensar un sinfín de cosas, es la piel del hombre, esta es transparente se podían ver sus venas a través de su piel, eran negras o al menos así se veían en medio de la noche, se puso de pie y me miró de frente, creí que iba a atacarme y asesinarme al igual que lo había hecho con el hombre que había tendido en el piso, solo me miró con unos ojos tan negros que no se podía diferenciar el iris del resto de su ojo todo era negro, no se si trató de sonreír o me gruñó como un animal, solo me mostró sus dientes, unos muy largos y puntiagudos, más parecían navajas que dientes, de estos corría un hilo de sangre, allí pude entender que lo que hacía aquel hombre era morder al otro, no pude identificar en qué parte del cuerpo ya que el cadáver o posible cadáver estaba en el lugar más oscuro, dio un chillido como de un ave y corrió al lado contrario del callejón, se perdió en la oscuridad, dejó el lugar impregnado a olor a sangre, también yo hui a casa.
La verdad no quería contarle lo vivido a mi madre, ya que tendría que confesar que iba sola, pero pensaba en el hombre que había allí tirado a lo mejor podía salvarle la vida, así que le conté, ella de inmediato llamó la policía, estos tardaron poco en llegar ya que su puesto de mando quedaba muy cerca, llegaron con sus luces y sonido alertaron a todo el barrio, mi madre y yo no quisimos salir, pero casi a las doce tocaron a la puerta, era la policía necesitaban que yo les narrara los hechos, en presencia de mi madre lo hice, ella se bendecía mientras el policía apuntaba, al terminar de narrar lo mismo que escribo aquí, nos dijo que el hombre estaba muerto, tenía dos pequeñas incisiones en el cuello, había sido atacado con algo muy pequeño, un arma puntiaguda, pero tan peligrosa que le había hecho perder casi toda la sangre, todo eso es lo que diría el informe, pero según el policía lo que allí había ocurrido era el ataque de un vampiro. Nunca más supimos de un ataque así o al menos no lo decían en las noticias, yo no se que pensar de lo que vi, se los dejo a su criterio.

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