1- Escribir desde el recuerdo. Todos poseemos aquellos enanos que crecen y son tan terribles que el papel se angustia al ser poseído. Por ej. Al hablar de una ciudad, la historia surge muchas años atrás en un poster de publicidad de Sodoma y Gomorra que al pasar cuando niño me intrigaba y despertaba fantasías, Ud. mire y encontrará algo que le intrigue. ¡Despiértelo!
2- Escribir desde las imágenes. Observo una serie de ellas y de repente descubro que un personaje se inserta en su interior. Por ej. En Chernóbil la muerte y la desesperación se han adueñado del paisaje, pero Mor, un lobo jefe de la manada ha regresado dispuesto a inundar de vida aquellos espacios.
3- Escribir desde los olores. Cada olor está asociado a una emoción vivida, y al pasar por algún sitio esta despierta la fuerza irresistible del talento. Y hay olores de cocina, pero también de sexo, o de muerte.
4- Escribir desde lo prohibido. La tentación está atrapada en imágenes mentales en la infancia, solo hay que despertarla. Por ej. Debajo de una sábana, o en el límite del contacto físico con alguien cercano. ¿Bulle? Sí… pues estamos de acuerdo, si aquello bulle es imparable.
5-Escribir desde el dolor. ¿Quién no recuerda un suceso que ha marcado su vida? Por ej. Allí está el comienzo de una gran novela. O desde el odio. O desde el fracaso temprano de vuestros padres. O desde el suicidio inexplicable de un primo/a.
6- Escribir desde la observación de la locura. Por ej. Cuando niño (8 años) jugaba en un inmenso manicomio al que accedía por un campo y los enfermos vivían abandonados. Y al tratarles comprendí una parte de la vida.
Y podríamos seguir… ¡Suerte!
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