miércoles, abril 24 2024

TÚ, ¿PARA QUIÉN TE PONES GUAPA?

Imagen tomada de Pinterest

Hace unos días, me encuentro con una amiga. Después de los saludos de rigor, me pregunta:

—Cómo me ves? — Contesto.

—Muy guapa, como siempre.

Ella insiste.

—NO, dime la  verdad, se sincera.

—Estás muy guapa.

Y mi apreciación es sincera, no es una fórmula de cortesía. Es una mujer muy atractiva, con una elegancia innata y con mucha clase. Además es inteligente y, sobre todo, una excelente persona.

Extrañada por su insistencia y porque intuyo que en su interés por recabar mi opinión sobre su aspecto físico esconde un matiz de preocupación,  le interrogo:

—¿Pero por qué me lo preguntas?

— Bueno, es que desde hace una temporada, cuando me arreglo, y le pregunto a Carlos -su marido-, ¿qué tal voy? él me costesta: «bien… vás mona». Antes, no hacía falta ni preguntarle, al verme exclamaba «Estás guapísima».

Me eché a reir. Pero, ella, preocupada me recriminó.

— No, no te reías. Ese pasar de guapísima a «mona», me preocupa. Quizás ya no me ve de la misma forma.

—Creo que no tienes de qué preocuparte. A parte de tu físico tienes otras cualidades que te hacen bella, además, Carlos te adora. —le tranquilicé.

—Ya, pero no quisiera que me dejará de ver atractiva, que le dejara de atraer fisicamente —siguió insistiendo.

Querida, esto es como cuando tienes colgado en la pared un cuadro muy bello. De verle a diario, puede que llegue un momento que te pase desapercibida su belleza, pero eso no significa que no seas consciente de ella. Además a quien  debes gustarte es a ti misma. ¿Te gustas?

—Pues la verdad, que sí. Creo que tengo un físico agradable.

—Pues eso es lo importante, que tú te sientas a gusto bajo tu piel.

—No sé, no sé…  Pero me inquieta ese «estás mona» Una va cumpliendo años y ya no se tiene el mismo cuerpo que a los treinta  …

—Él tampoco. Mira, ya sé lo que tienes que hacer —le dije, al ver que seguía dando vueltas a la frasecita— Si tanto te afecta, no le  pidas su opinión. No le vuelvas a preguntar.  Y tú siente que eres la mujer más hermosa del mundo. 

Tú, ¿para quién te pones guapa?

En las épocas de nuestras madres y abuelas, la gran mayoría de las mujeres se arreglaban y se vestían para gustar a los hombres. Esa era la cultura de aquella época. Pero eso, desde hace varios años, afortunadamente, ha cambiado. En la actualidad las mujeres nos vestimos para gustarnos a nosotras mismas. Si bien es verdad, que hay diferentes ocasiones en las que se debe de tener en cuenta nuestro aspecto y atuendo, dependiendo de quien o quienes te vayan a ver. No es lo mismo arreglarse para una entrevista de trabajo, o para asistir a una reunión social o a una fiesta, pero en cualquier caso, el visto bueno a nuestro atuendo nos lo debemos dar nosotras mismas. A veces pueden surgir conflictos entre nuestro propio estilo y las etiquetas sociales. Voy mucho más cómoda con deportivas pero asistir a la boda de mi mejor amiga me exige clavarme unos zapatos de tacón de aguja que me macharán los pies, por poner un ejemplo extremo. En esas situaciones, claudicamos y nos apuntamos a la regla social. 

Según varias fuentes consultadas, a pesar de que es prioritario «gustarse a una misma», todavía hay en muchas circunstancias en las que las mujeres claudicamos, haciendo un esfuerzo para dar la imagen «que se espera de nosotras» en el trabajo, en la familia, ante el jefe… Todas sabemos que para acudir a una entrevista de trabajo se debe vestir de forma discreta y convencional porque es muy importante «dar buena imagen».

Leía unas declaraciones de la diseñadora María Barros en las que afirmaba que “ el ámbito laboral está todavía muy encorsetado, desde el punto de vista del vestuario. Hay poca libertad». Al parecer, un aspecto informal, llamativo o excéntrico se puede interpretar como sinónimo de falta de profesionalidad y eficiencia. ¿ No es esta una actitud machista?

Como veis, a pesar de lo recorrido, aún queda mucho qué hacer. 

¿Habéis vivido o contemplado algo así ? ¿Se sigue juzgando a las mujeres por su apariencia en su trabajo o en la vida social? ¿Seguimos condicionadas por nuestro aspecto?

No ha sido mi caso, por suerte y en mi trabajo usaba uniforme. Eso sí, cuando comencé a trabajar, hace ni me acuerdo los años, si oí algún comentario ante las compañeras que llevaban demasiado ajustados el pantalón y la bata. 

+ There are no comments

Add yours

Deja un comentario

Facebook
Twitter
LinkedIn

Descubre más desde Masticadores

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo