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Entrevista a Lucas Corso sobre su serie Caníbales

by j re crivello

"La niña quería jugar en el agua pero sólo lo pudo hacer mientras le tomaban unas fotos en la orilla. Me pareció una forma de canibalismo moderno" Lucas Corso

La entrevista se desarrolla en el bar Wurtz, hace un viento tremendo y la puerta de cristal cuando se abre deja pasar las hojas de los plataneros de la rambla de Vilanova. Corso esta alegre, hablamos de la tasa de suicidios, de porque nos despedimos de este mundo sin avisar, y de nuestros proyectos como escritores. Luego aparece la imagen de su padre, me cuenta sus últimos días y recuerdo el mío. Pero estamos aquí para una entrevista, alguno entra y sale y me saluda, hasta una prima de mi mujer que ha quedado con unas amigas. Y el viento sigue dando la lata. Y le suelto la primera pregunta, a bocajarro. El me mira, sonríe, su barba está más crecida que la última vez que nos vimos. Están de moda los pelos de todas las maneras… y le escucho:

J. re Crivello: ¿Cómo surgió la idea de Caníbales?

Lucas Corso: En uno de nuestros encuentros me pediste que escribiese un artículo quincenal para la revista. Recuerdo que era mediados de verano y que la idea era comenzar en septiembre. Así que me vi una tarde en la playa pensando sobre qué escribir. En esas estaba cuando una pareja joven se sentó con su hija pequeña cerca de donde yo estaba. Apenas estuvieron media hora, la cual la dedicaron por completo a bañar a la niña en fotografías. No dejaron de pedirle que posara de una forma o de otra, que mirase aquí y allá. La niña quería jugar en el agua pero sólo lo pudo hacer mientras le tomaban unas fotos en la orilla. Me pareció una forma de canibalismo moderno y, lo que es peor, aceptado y aplaudido, porque lo que vemos de él es el resultado en las redes sociales, pero yo pude ver el proceso, el cual fue escalofriante. Vi que ahí estaba el tema para el primer artículo, que escribí al día siguiente prácticamente de una sentada porque me iba de viaje. Al regresar lo revisé, lo acabé y te lo envié con el título de Caníbales, que te gustó y hoy sigue siendo el sobrenombre de todos los artículos.

j. re crivello: ¿De dónde sacas los temas?

Lucas Corso: De lo que veo, leo o escucho durante la semana. También de algunas cosas que me pasan en el trabajo. A poco que uno esté atento a su entorno se da cuenta de que hay mil cosas en las que fijarse y sobre las que escribir. Tu entorno puede ser la cafetería donde estás sentado o el país en el que vives. No hay límite. Hoy, si quieres, te enteras de lo que pasa en un barrio de Tokio antes que muchos de los que viven en él. Es una ventaja tener tanta información a mano. Además es bastante divertido. Tanto es así que al acabar el primer artículo enseguida tuve la idea del siguiente, así que te dije que, en vez de quincenal, te enviaría uno semanal.

J. re crivello: ¿Cuánto tiempo dedicas al artículo?

Lucas Corso: Menos del que me gustaría pero, por suerte, el suficiente. Los jueves por la mañana, antes de irme a trabajar, suelo sentarme cuarenta y cinco minutos o una hora a escribir sobre lo que sea que me haya llamado la atención esa semana. Por norma general, cuando me levanto suelo tener todo el esqueleto de lo que quiero que acabe siendo el artículo, que retomo el viernes por la tarde para acabarlo. A veces quizá el sábado por la mañana, pero no suelo tardar más de eso. Son textos cortos que se pueden leer en menos de cinco minutos, y procuro que leerlos sea casi como estar hablando conmigo, así que a la hora de escribirlos tienen que salir con facilidad. Si me quedase demasiado tiempo atascado con alguno, imagínate el que lo tuviese que leer. No merecería la pena. Por eso las únicas normas que me pongo son divertirme y escribir sobre lo que me apetezca sin cortarme.

j. re crivello: ¿Caníbales es como la sociedad?

Lucas Corso: El primer artículo que escribí, el de la niña y las fotos, es un reflejo exacto de la sociedad actual: gente matándose a fotos para enseñar algo irreal y llevarse el like. Así que sí, podríamos decir que la sociedad, de una forma o de otra, es una sociedad caníbal, ya sea los unos con los otros o hacia nosotros mismos. No se desaprovecha nada: hay quien sólo enseña lo bueno, fingiendo que su vida es perfecta de cara a los demás, pero también hay quien sólo vende miserias sin ningún tipo de pudor; cagalástimas los llamo, hasta la estupidez más insulsa puede ser un drama. Un viaje a Londres o a una aldea en el Nepal se vende como algo único, profundo, cuando en realidad, para los demás, no es más que un golpecito suave en la pantalla del teléfono para darle color a un corazoncito rojo bajo la foto y pasar a la siguiente. Y sí, ese viaje puede ser increíble para la persona y dejarle unos recuerdos y unas vivencias brutales, pero son recuerdos y vivencias que vende a peso para que los demás nos las comamos mientras cagamos en el váter. Todo se desvirtúa un poco, pero al final no dejamos de engullir la vida de los demás de manera artificial, fingiendo la mayoría de las veces que nos importa y olvidándolo todo tan pronto como nos hemos subido los pantalones al acabar. Es la digestión más rápida de todas.

J re crivello: ¿Es más fácil escribir en una ciudad pequeña y al lado del mar como en la que vives?

Lucas Corso: No lo sé. No sé cuánto puede llegar a influenciarte el lugar desde el que escribes. La visión romántica que se tiene de todo esto de escribir, o componer una canción o pintar un cuadro es que el lugar en el que estás te inspira. Yo no estoy tan seguro de que lo que escribo fuese muy diferente si viviese en otra parte. Creo que tiene que ver más con tu forma de ser, de pensar y con cómo te sientes en el momento en el que tienes la idea o cuando te sientas a sacarla. No ha sido siempre así, pero me gusta la ciudad pequeña en la que vivo, o el pueblo grande, según se mire. Es probable que reconciliarme con ella y conmigo me haya dado la tranquilidad para escribir desde otro lugar mental y disfrutarlo más que nunca. Los tiros van por ahí, creo yo.

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