Javier Ocaña Publicado en El País
El estreno en cines este viernes de la francesa Simone, la mujer del siglo da pie a un recorrido cinematográfico por algunas de las películas que se han acercado a la ardua existencia de mujeres reales dedicadas a la política. Su lucha, su pasión, su formación, sus convicciones y sus ideales, en un mundo manejado por los hombres, casi siempre reacios o contrarios a compartir cualquier cuota de poder. Los otros nueve títulos están en plataformas.
Simone, la mujer del siglo (2021), de Olivier Dahan

“Estamos hechos de lo que nos precedió, y con ello iniciamos el futuro”, afirmó Simone Veil. Adolescente de familia judía perseguida por los nazis y por los franceses de Vichy; superviviente de Auschwitz, donde murió su madre, mientras su padre y su hermano fueron asesinados en Lituania; estudiante de Derecho al tiempo que joven madre; magistrada; alta funcionaria del Ministerio de Justicia, en la vertiente penitenciaria, lugar en el que luchó por mejorar las infrahumanas condiciones de los presos de la Argelia colonial en guerra con Francia; ministra de Justicia y de Sanidad; primera presidenta del Parlamento Europeo. La vida de Veil da para muchas películas. Quizá por ello Dahan —que ya había llevado a la pantalla a otro mito, la cantante Édith Piaf, en La vida en rosa— ha intentado abarcarlas todas ellas en sus 140 minutos de metraje, y en un trabajo tan vehemente como su protagonista. Aunque con dos esencias: la promulgación bajo su mandato de la primera ley del aborto en Francia, y sus ideales. “No soportan lo que representas”, le dice su marido ante las protestas de la ultraderecha. Disponible en cines.
En sus manos: una alcaldesa en Afganistán (2022), de Marcel Mettelsiefen y Tamana Ayazi

“Los hombres han tenido su oportunidad durante 50 años. ¿Qué han conseguido? ¡Nada!”, clama Zarifa Ghafari, de 26 años, la alcaldesa más joven de Afganistán, regidora de Maidan Shar, capital de una de las 34 provincias del país. El documental recorre algo más de dos años en la vida de Ghafari, desde enero de 2020, con EE UU preparándose para la retirada, 19 meses antes de la caída de Kabul y del retorno al poder de los talibanes, y hasta su regreso al país después de haber huido a Alemania ante el temor por su vida. Siempre en lucha por una educación en libertad, principalmente para las niñas, la joven política afgana va siempre acompañada de su chófer y guardaespaldas, volante en una mano, pistola en la otra. Con presencia talibán y de sus teorías (“Si aplastas contra un muro a un homosexual, acabarás con ello”), la película está producida por Hillary y Chelsea Clinton. Disponible en Netflix.
Miss Marx (2020), de Susanna Nicchiarelli

Eleanor, hija pequeña de Karl Marx y de la escritora y pensadora Julie von Westphalen, fue secretaria de su padre, colaboradora de Engels y escritora de La cuestión de la mujer, un punto de vista socialista, además de activista en varias organizaciones de izquierda y defensora de los derechos de los trabajadores. Nicchiarelli, otra cineasta especializada en mitos femeninos, pues ya había dirigido Nico 1988, sobre la cantante de The Velvet Underground, establece un interesante paralelismo entre la actitud vital y política de Eleanor y el punk, y acompaña su película de diversos anacronismos musicales que acaban explotando en la versión punky de La Internacional, interpretada por la banda estadounidense Downtown Boys. Su padre, por ser ella una mujer, nunca la vio como una igual, y su amante la engañó de principio a fin. Luchadora por la autosuficiencia de la mujer, acabó suicidándose con cianuro por amor: las eternas contradicciones del ser humano; las dificultades de la vida práctica frente a los postulados teóricos. Disponible en Filmin.
Mi hija Hildegart (1977), de Fernando Fernán Gómez

Hildegart Rodríguez Carballeira fue un ser humano, pero también un experimento científico y sociológico creado por su propia madre, Aurora y mismos apellidos, ya desde su concepción: ser la mujer del futuro, que se dice pronto. Y lo más sorprendente es que lo fue durante un tiempo. Niña prodigio, licenciada en Derecho, la abogada más joven en la España de los años treinta, integrante de la Liga Mundial para la Reforma Sexual, columnista de periódicos desde los 14 años y con 15 libros publicados, Hildegart era un producto de la marcada educación impuesta por su madre, con la mirada fija en los derechos de la mujer. Sin embargo, Aurora le dio la vida, y Aurora se la quitó, al matarla cuando tenía 18 años y era una figura mundial. Fernán Gómez, con guion de Rafael Azcona, compuso una película enfermiza y áspera, que se desarrolla como otra posible forma de castración: “Hildegart debía ser una revolucionaria integral y enseñar a las demás mujeres a serlo”. Disponible en Flixolé.
Sufragistas (2015), de Sarah Gavron

Las imágenes documentales que ponen fin a la historia emocionan y enervan. Media humanidad, la de las mujeres, estuvo al margen durante demasiados años de cualquier toma de decisiones: ni podían votar, ni ser elegidas. En el Reino Unido, hasta 1918. Y lo lograron finalmente gracias al empuje y al valor de figuras como Emmeline Pankhurst, interpretada por Meryl Streep en Sufragistas, uno de los personajes reales que aparecen por la película de Gavron: “Estamos luchando por una época en la que todas las niñas que vengan a este mundo tengan las mismas oportunidades que sus hermanos. No subestiméis nunca el poder de las mujeres para decidir nuestro propio destino”. La toma de conciencia de unas mujeres abocadas a sueldos muy inferiores a los de los hombres, a abusos de todo tipo, incluido el sexual, que hartas de su situación consiguieron organizarse, gritar sus consignas e ir alcanzando parte de sus objetivos, a pesar de la oposición, la manipulación, los arrestos y la desvergüenza del poder masculino. Disponible en Amazon y Filmin.
La reina del desierto (2015), de Werner Herzog

En el otro extremo de las luchadoras por el voto femenino se situó, en la misma época y también en Reino Unido, la Liga Nacional de Mujeres Antisufragio, de la que Gertrude Bell, interpretada en la película por Nicole Kidman, fue secretaria honoraria. La organización afirmaba que las propias mujeres no querían votar y que, mientras estuvieran convencidas de que su sitio estaba en las labores de la casa, en nada contribuirían a mejorar la toma de decisiones. La contradictoria Bell, escritora, politóloga y arqueóloga, era una gran especialista en Oriente Próximo y formó parte durante la Primera Guerra Mundial del comité británico que estudió las posibilidades de que una parte de las tribus árabes lucharan contra el imperio otomano. Ahí recibió el apoyo del mítico T. E. Lawrence (de Arabia) y, como muestra La reina del desierto, también los insultos de algún envidioso alto cargo militar: “Una charlatana vanidosa y repulsiva: un marimacho de pecho exuberante; una trotamundos de culo inquieto”. Herzog plantea su trabajo con un aire épico entre Lawrence de Arabia (música incluida) y El paciente inglés. Disponible en Filmin.